V - La voz del teclado.

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Ella estaba asustada. Hablar de sí misma era algo que nunca había hecho. Las piernas le tambaleaban y sus rasguños y moratones le empezaron a escocer sin saber por qué.

-El piano- respondió sin querer especificar más.

-¿Nos enseñas?- sugirió Haku mostrándole el piano de cola.

-Y ¿qué toco?- preguntó con una sonrisa nerviosa que intentó disimular.

-Lo que sea- intervino Rin, la que estaba impaciente por oírla tocar.

Las demás chicas asintieron emocionadas.

La chica se sentó con cautela en el banquillo del piano. Pasó los dedos encima de las teclas para saborear con los dedos ese majestuoso instrumento.

Tocó una tecla para probar, algo que hizo que las chicas se miraran entre sí como si esperaran ansiosas algún evento especial.

Lo que hizo fue empezar a tocar la primera canción que se le vino a la mente: Ballade Pour Adeline, de Paul de Senneville. Era bastante fácil, pero tampoco tenía que tocar partituras difíciles y sofisticadas para demostrar su don para el piano. Un sencillo paso puede ser mucho más bello que el baile más complexo del mundo.

Paró de tocar a los pocos minutos porque se sentía observada e intimidada. Miró a sus compañeras con una mirada tímida para verlas aplaudir eufóricas llenas de entusiasmo.

-¡Eres muy buena!- exclamó Rin. Esa chica había demostrado ser la más extrovertida del grupo.

-Gracias- respondió inclinándose levemente en señal de gratitud.

Meiko le dio una palmada en la espalda con una pose victoriosa.

-¡Vas estupenda para el grupo!- dijo-. ¿Verdad, Luka y Rin?

-¡Sí!- gritó Rin entusiasmada haciendo un salto-. ¡Vas que ni pintada!

-¿Grupo?- preguntó en voz alta.

Deseó no haberlo hecho. Odiaba su voz haciendo preguntas. Sonaba estúpida e ignorante.

-Sí- dijo Luka asintiendo orgullosa-. Rin toca la guitarra, yo la batería, su hermano Len toca el bajo, mientras que Meiko canta y toca la segunda guitarra. Pero sólo cuando le apetece.

Luego le lanzó una mirada furtiva que obviamente iba en broma, a lo que su amiga sonrió y se puso las dos manos en la nuca.

-Es que estoy en el club de baile- se justificó-. No tengo tanto tiempo.

-Son el grupo de la escuela- la aclaró Kasane-. Son tan famosos como Kaito y Yuma juntos.

-¿Qué tienen esos dos de especial?- preguntó otra vez en voz alta. Se puso las manos a la espalda y se pellizcó. No quería ni tenía que ir hablando libremente de esa forma.

-¿Que qué tienen de especial?- dijo Gumi abriendo los brazos-. ¡Son el sex appeal de la escuela! Llegar hasta ellos es un difícil camino laberíntico. Ser amigo o amiga suyo es todo un privilegio.

Asintió. Se podía ver que esos dos tenían fama de populares. Aunque ella no le dio mucha importancia al tema.

-Oye, eres chica de pocas palabras, ¿no?- dijo Haku inclinándose hacia delante para verla bien.

Volvió a asentir con una pequeña sonrisa.

-¿Por qué? No te vamos a comer- rió Rin con una sonrisa divertida.

-La gente no suele hablar conmigo, así que...- pero su voz se fue apagando conforme iba hablando.

-¡Eso está muy mal!- dijo Meiko fingiendo enfado-. ¡En el curso artístico tienes que saber expresarte, perder el miedo a hablar! ¡Es fundamental!

Entonces, entró un chico por la puerta bastante más bajito que Rin y Len, junto con otro par de chicos, que sonrieron al ver a las chicas.

-¡Ah, Miku!- le dijo Rin-. Estos son Gakupo Kamui, Hone Dell y, ese pequeñazo de ahí, Utatane Piko.

El chico bajito refunfuñó algo entre dientes, pero volvió a sonreír, demostrando que ya estaba acostumbrado a las burlas por su estatura.

Gakupo tenía el pelo largo y morado, el que le quedaba tremendamente bien, mientras que Hone tenía el pelo blanco y corto, con unos ojos rojos que resaltaban en su pálida piel.

-¿Con quién hablas?- preguntó Gakupo acercándose dónde estaban las chicas.

-Ésta es Miku Hatsune- la presentó Luka-. La nueva integrante.

Ella se puso de pie y se inclinó de nuevo para saludarles, algo que le habían enseñado a hacer en casa des de pequeña.

El muchacho también se inclinó hacia delante.

-¿Estabas tocando?- preguntó Hone mientras tomaba asiento en uno de los pupitres.

Asintió, sintiéndose intimidada por tanta gente.

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