Después de que Kaito se fuera, decidió ensayar con la guitarra que le habían regalado, junto con el amplificador que aún guardaba, pues era el único sitio donde podías reposar cosas ya que su casa carecía de estanterías y sitios de almacenaje.
Estuvo toda la tarde tocando, hasta que se acostó a las ocho para luego descansar y no volver a abrir los ojos hasta las seis de la mañana.
Marchó hacia el colegio con sus auriculares nuevos que le habían regalado, los cuales notó un poco llamativos pero tampoco pasaba nada pues a las seis de la mañana nadie caminaba por las calles de esa ciudad.
Entró en el Aula y dejó caer su mochila al suelo. Se quitó con cuidado los auriculares y miró alrededor, intentando comprobar si había cambiado algo durante esa semana.
Nada en absoluto. Quizás, su puesto como ganadora para el festival.
El festival se celebraba cada año a finales del primer trimestre, y se celebraba otro el último día de clases. No consistía en nada más que abrir el colegio al público para demostrar las habilidades de los clubs, y normalmente servían para que los nuevos integrantes vieran y se hicieran una idea del funcionamiento en ese colegio.
Arrastró su mochila hasta al lado de su pupitre y dejó los auriculares encima de éste. Seguidamente, se dirigió al piano de cola y empezó a tocar la banda sonora de alguna película de la década de los ochenta. Así. Porque sí.
Ni siquiera dejó de tocar al escuchar entrar a Gumi junto con Kaito. Estaba absorta con la música, y no prestaba atención a ninguna otra cosa que a sus dedos tocando las teclas del piano.
-Anda, Miku, por fin de dignas a venir- dijo Megpoid con una sonrisa simpática.
Pero no respondió hasta que acabó la canción, un par de minutos después de que los dos representantes del club de música entraran.
-Sí, bueno, qué remedio me queda- respondió bajando la tapa del piano con delicadeza.
No tardó en entrar Rin arrastrando a Luka y a Len del brazo, cada uno en una mano.
-¡Miku!- gritó emocionada al ver a la chica sentada en el banquillo del piano.
Soltó a sus dos acompañantes y corrió hacia su amiga como si hubieran pasado décadas des del último encuentro.
-Hola...- dijo al ver que la abrazaba fuerte.
-¡Qué alegría!- exclamó alegre Luka pegando un pequeño salto de euforia-. Ya empezábamos a hacernos paranoias mentales sobre el por qué de que no venías.
-Tranquilas, que no me pienso intentar suicidar nunca más.
-Pues nos has tenido preocupados a todos- agregó Len.
-Me sorprende.
-¿Te sorprende?- preguntó Gumi.
Desde que los dos representantes entraron, Kaito aún no había articulado palabra.
-La verdad es que me impresiona que no estéis enfadados conmigo- dijo Miku levantándose del banquillo mientras se ponía bien la falda.
-¿Enfadados?- dijo Rin-. ¡Lo que estamos en preocupados!
-Sí, querida, cada día nos angustias más- fue Meiko la que entró por la puerta.
-En casi dos meses nos has hecho querer llamar al psiquiátrico por tu comportamiento.
-Exagerada...
Fueron llegando alumnos. Algunos le giraban la cara, mas había muchos que se la miraban con afabilidad y le mandaban palabras de apoyo. Y aunque todo el mundo la hubiera odiado al entrar en la clase, le daba absolutamente igual.
Incluso le daba igual que la quisieran.
Cuando estuvo a punto de llegar la hora del almuerzo, el profesor Sunohara llamó a Miku para que fuera al lado de su pupitre. Y ella, temiéndose lo peor, le hizo caso.
-Los del jurado del festival quieren saber si al final accedes a cantar- le preguntó, mirando a toda la clase a la vez que a ella.
"¿Y por eso me haces presentarme delante de toda la clase?", se preguntó en sus interiores.
-Sí, accedo a cantar en el festival- respondió firmemente.
Se oyeron algunos murmuros por parte de los alumnos, pero rápidamente fueron cesados por un gesto del profesor.
-¿A qué se debe tu repentino cambio de opinión?- preguntó el hombre.
-Cantar forma parte de mí, en el fondo- dijo.
-Aunque no te guste cantar...
-...para los demás- terminó la frase pisando la última palabra del profesor.
Se sentía diferente ese día, y no sabía explicar el por qué. Agarró una de sus coletas y la acarició lentamente procurando no ponerse más nerviosa aún.
Ese gesto lo solía hacer cuando veía caminar a Michael hacia ella, y no tenía ni idea de por qué.
-Muy bien, id recogiendo vuestras cosas, alumnos. Mañana empezaremos la preparatoria del festival- dijo, y toda la clase empezó a moverse para recoger sus cosas.
Miku se quedó en su sitio, como solía hacer cada día, pero un fuerte impulso la hizo ponerse de pie, coger su fiambrera negra e irse hacia esa aula abandonada que solía ocupar Kaiko. Le apetecía su compañía, quizás por no haberla tenido en mucho tiempo.
-Hola- la saludó la pequeña, sentada en el suelo reposando su espalda contra la pared.
-Hola- saludó Miku también, inclinándose levemente.
Cuando estuvieron las dos sentadas, empezaron a hablar sobre temas totalmente ajenos a las faltas al instituto por parte de Miku, a sus heridas y a su pasado. Comentaron sobre el festival, conciertos de música por el barrio y novedades y tendencias sobre videojuegos, discos y demás.
La conversación le pareció muy confortable hasta que Kaiko la miró intrigada, ladeando la cabeza.
-Oye, ¿a ti te gusta mi hermano?- preguntó tras mirarla durante unos segundos.
-¿Qué?- exclamó Miku perpleja-. ¿Por qué lo preguntas?
-Oh, bueno, es que yo creo que a él sí le gustas- dijo indiferente. Después se llenó la boca con un trozo de carne.
-Menuda estupidez. Yo no le gusto a nadie.
La pequeña se encogió de hombros mientras miraba fijamente su fiambrera.
-Bueno, yo qué sé. En realidad sólo es intuición familiar.
-¿Intuición familiar?- repitió Miku perpleja.
-Sí. Juraría lo que fuera a que siente algo por ti.
-Júrate algo de poco valor, entonces.
-Bueno, bueno, tú piensa lo que te dé la gana. Pero apuesto lo que quieras a que sabes cuando a tu hermano le pasa algo.
-Sí...
-Yo al mío le veo más distraído que de costumbre, supongo que detecto con facilidad cuándo le ocurre algo, sea lo que sea.
-Bueno, pero...
-Pues ya está. Yo creo eso. No puedo demostrarlo, pues él obviamente lo va a negar. Pero lo sé. Algo me dice que es verdad.
-Vale, lo que tú digas...
Kaiko le dio un pequeño codazo amistoso. Sonrió pícara y siguió comiendo como si nada.
-Pues se lo preguntaré- dijo Miku segura de sí misma.
-Ya, a ver si te responde...
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Rolling Girl
RandomEnvuelta en un halo de críticas, burlas, insultos e incluso agresiones físicas, Miku se consigue deshacer de todo ese horripilante pasado y se cambia a un nuevo instituto lleno de personajes nuevos amantes de la música.