Dar el primer paso es algo que cuesta a cualquiera. Pero sentir que eres nueva y que ya nada puede volver a lastimarte es algo que ella siempre deseó.
El recinto le parecía igual a muchos que había visto antes, pues en esa parte del país, los edificios siempre conservaban una estructura similar. Y eso la asustaba. Era como entrar de nuevo en sus pesadillas pero con un uniforme totalmente diferente.
Dio el primer paso dentro del recinto, y fue allí donde cambió su total perspectiva. No notaba las paredes grises, no notaba el suelo rugoso, no notaba que se hacía pequeña conforme a cada paso que daba. Era totalmente diferente.
Era vivo.
No le dio importancia a nada más durante unos segundos. Se quedó plantada en la entrada observando las caras de la gente, cada mínimo detalle de su entorno.
Pero alguien pasó rápidamente por su lado, haciéndola caer. Por experiencia, sabía que nadie la ayudaría, así que se intentó levantar lentamente y con torpeza, algo típico en ella.
Sin embargo, esa vez sí que recibió ayuda.
Había un chico con el pelo azul que le tendió una mano cautelosamente mientras se disculpaba arrepentido.
Ella se lo miró mientras aceptaba su mano y se levantaba aún impresionada por el acto del chico. Pero este marchó con un gesto una vez la chica se puso en pie. Debía tener prisa.
Decidió dar unos cuantos pasos más adentro, mirando los tablones de anuncios llenas de caritas felices e inscripciones a clubs de teatro, canto, fútbol y demás.
Eso le llamó la atención, así que se puso a mirarlo sin estar atenta a nada más.
De repente, notó que alguien la llamaba por la espalda con un par de toquecitos en el hombro. Al girarse, vio a una chica bastante bajita, rubia, acompañada con otras tres muchachas más.
Ésta se emocionó al ver que la chica reaccionaba y empezó a hablar animadamente.
-¡Hola!- dijo saludando-. Mi nombre es Rin Kagamine, y éstas son Luka Megurine, Meiko Sakine y Gumi Megpoid. Somos del consejo de bienvenida y nos encargaremos de enseñarte el funcionamiento de esa escuela.
Luego las cuatro se inclinaron respetuosamente.
-Hola- saludó ella algo desconcertada por tanta amabilidad.
-En primer lugar, vamos a enseñarte la escuela en general- comentó la que dijo llamarse Luka Megurine, de pelo largo y curiosamente rosa.
-¡Sí!- gritó emocionada otra de las chicas, con el pelo verde y cortado de una manera que le pareció bastante curiosa-. Y después podemos presentarte a nuestros amigos.
-Para que te hagas una idea de cómo son las relaciones en ese recinto- dijo la otra, con el pelo corto y castaño.
La que dijo llamarse Rin Kagamine, asintió a cada frase que decían sus amigas. Luego hizo un pequeño gesto de euforia y se las miró.
-Hacía tiempo que no venía ninguna chica nueva, ¿verdad?- les comentó-. La última que vino fue Akita Neru, ¿no? ¿Y eso hace cuánto? ¿Tres años?
-Sí... La verdad es que nos molesta un poco- comentó la del pelo verde, Gumi Megpoid.
-Cada año vienen por lo menos dos chicos, ¡pero nunca una chica!- reafirmó la del pelo rosa.
-El año pasado vino un tal Oliver- comentó Meiko Shakine levantando las manos en señal de frustración-. Tiene un ojo tarado, así que siempre lo lleva encubierto. Lo identificarás con facilidad.
-Bueno- dijo Rin-. Te enseñaremos lo más importante de toda la escuela.
"¿Los baños?", pensó Miku al ver la cara picarona de esa chica.
Caminaron unos cuántos pasillos entre las miradas curiosas de sus nuevos compañeros. Algunos reían, otros sólo la miraban, mientras que otros cuchicheaban cosas que no consiguió oír.
-¡Aquí está!- gritó Rin mucho más alegre que antes-. ¿Qué me dices?
La sala era bastante ancha, y en una parte conservaba un piano de cola de color mate con el perfil cromado. En un rincón, había un par de docenas de pupitres y delante de ellos, una enorme pizarra con pentagramas llenos de notas aleatorias que formaban una canción.
La chica se quedó sin palabras, pero su cara lo decía todo.
-Supongo que si has elegido el bachillerato artístico, esta será tu aula más frecuentada- comentó Rin con una sonrisa.
No lo había elegido ella, si no que el hecho de haber ganado una beca gracias al concurso de talentos, la habían hecho inscribirse con el curso artístico.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un muchacho también bastante bajito, rubio e idéntico a Rin Kagamine, el cual corrió hacia ella gritando su nombre con un fajo de papeles entre los brazos.
-¿Qué pasa, Len?- preguntó alterada.
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Rolling Girl
RandomEnvuelta en un halo de críticas, burlas, insultos e incluso agresiones físicas, Miku se consigue deshacer de todo ese horripilante pasado y se cambia a un nuevo instituto lleno de personajes nuevos amantes de la música.