XLVI - La ayuda requerida

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Mientras observaban como uno de los gemelos nuevos arrastraba a Miku hacia el otro lado del pasillo, los profesores empezaron a movilizarse. Llamaron a una ambulancia e instantes más tarde llamaron a casa de SeeU. Nadie lo cogió. Llamaron al padre, a la madre e incluso a un abuelo, pero nadie respondió. Probaron con mensajes, correos, SMS, incluso llamaron a la empresa, pero en ella decían que dicha persona no podía ponerse y colgaban sin más.

SeeU estaba sola, inconsciente, y por un momento todos los presentes se sintieron culpables de no haber podido entablar una relación con esa chica que yacía en una camilla hospitalaria totalmente ajena a la soledad a la que estaba sometida.

Rin susurró algo en voz baja, y Luka asintió a su afirmación.

-Esto es muy triste...

IO arrastró a Miku hacia un aula que estaba vacía y allí bloqueó la puerta con un par de mesas que colocó extraña y fácilmente delante de ella. Miku no quería decir nada. IO habló:

-¿Cómo te llamas?

-Hatsune, Hatsune Miku- respondió intentando no mostrarse aterrada por la situación.

-Está bien, Hatsune Miku. Realmente no sé qué relación tienes con SeeU, pero ahora ella necesita tu ayuda. Sé que no hay nadie que esté dispuesto a echar una mano, por lo que si te niegas...

-No, no pasa nada. Ayudaré. No sé de qué va pero... ayudaré.

IO sonrió tristemente.

-Me alegra oír eso.

-Antes de nada...- dijo Miku interrumpiendo lo que estaba por decir el chico-. ¿Qué relación compartes tú con SeeU?

Tardó en responder. Miró por la ventana de reojo y luego volvió a dirigir su mirada a Miku, seriamente.

-No lo sabría decir con claridad- respondió frotándose la sien con disimulo-. En cierta manera ella me conoce, pero me tiene miedo. O me tenía, al menos

-¿Entonces?

Él se encogió de hombros y Miku dejó de insistir.

-ANTES-

SEEU:

SeeU estaba en su tiempo libre sentada tras el campo de atletismo. Era un sitio tranquilo, rodeado de pequeña maleza, y a esas horas de la mañana nadie rondaba por ese campo. Pero ese día ocurrió algo que nunca había pasado antes: se encontró con gente de su clase.

Mayoritariamente SeeU era impopular. Pero sólo estaba sola, así que no temía a ese sentimiento pues nadie podía herirla por ello. Sin embargo, había cierta gente que SeeU intentaba evitar siempre. Gente que se metía con ella descaradamente. Ni siquiera se molestaba en responderles cuando la molestaban, pero a veces no podía evitar ponerse a llorar. Y ese día apareció esa gente.

-Vaya, pero si es esa gatita- dijo una chica con tono repelente, como si a quién se refiriese fuese un trozo de excremento.

-¿Por qué estás aquí?- inquirió otra chica.

SeeU respiró hondo y se levantó sin más. Estaba harta de esa gente, pero encararse a ellos implicaba meterse en una pelea y en un sinfín de bromas pesadas. Ella quería ahorrarse todo eso.

-Eh, te estamos hablando, gata- dijo una tercera chica.

SeeU ni siquiera se giró. Siguió andando, esta vez más veloz. Intentaba huir de esa escena, pero quiénes la abucheaban eran más rápidas y acabaron acorralándola.

-No nos ignores y no te haremos nada.

-Eso, eso. Sólo tienes que decirnos por qué estabas ahí.

SeeU no entendía lo que pretendían esas chicas.

-Si no nos respondes, no pasa nada. Sólo danos tres mil yenes y todo olvidado.- Ella no traía tanto dinero encima, así que intentó escapar-. ¿A dónde vas?

Y después de tanto tiempo intentando evitarlo, recibió una patada en la pierna. Un golpe que le hizo perder el equilibrio y caer.

Cuando intentó levantarse de nuevo, vino otro golpe con todavía más énfasis que el anterior. Y luego otro, y otro, golpes a discreción entre risas psicóticas.

Pero el último golpe no pudo llegar.

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