XXII - Selección "amañada".

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El siguiente día de colegio fue igual, y Miku volvió a llegar antes de la hora prevista pero esta vez llevaba consigo un pasatiempo para poder relajarse antes de clase.

Aún no podía tocar instrumentos correctamente sin hacerse daño, pero aún así podía pasarse el rato retocando su diario de canciones.

Ella nunca había sabido expresarse correctamente si no era a través de una canción, así que el día en que su hermano le regaló un diario personal, ella lo empezó a rellenar con poemas que siempre mostraban sus sentimientos claros y a veces algo lúgubres.

No le gustaba recordar sus experiencias, pues nunca eran de buen recordar, aunque algunas canciones que hacía mostraban demasiado el pasado y pensó que sería buena idea deshacerse de ellas. Fueron estas las que se llevó ese día al colegio.

Se sentó en su pupitre habitual y sacó su diario de poemas junto con un bolígrafo sencillo de color negro que tenía des de hacía tiempo y que miraculosamente aún no se había gastado.

Revisó todas las canciones hasta que dio con la que usó para el concurso de talentos del otro instituto. La cogió y se dirigió a la papelera de al lado de la puerta, pero en ese instante fue abierta por Kaito y ella cayó de golpe al suelo.

-¡Lo siento!- se disculpó al ver a la chica tirada al lado de la papelera-. ¿Estás bien?

Miku agarró rápidamente la hoja que le había caído pero otra vez Kaito fue más rápido. Eso siempre le molestaba bastante, ser lenta de reflejos y que él fuera tan curioso.

-Esta ya la vi. De todos modos, está muy bien- comentó ayudándola a levantarse cogiéndola de la mano. Pero al ver la mueca de dolor de la chica, la soltó de inmediato recordando las heridas de sus brazos.

Ella intentaba ponerse de pie de alguna forma, pero le resultaba penosamente imposible hacerlo con sus muñecas adoloridas.

-Iba a tirarla- dijo mientras intentaba buscar alguna técnica para levantarse del suelo sin hacerse daño.

-Déjame que te ayude- respondió soltando el papel arrugado de la canción.

Cogió a Miku por debajo de los brazos y la puso de pie de golpe.

-Oye, no pesas nada.

-Eso es porque no suelo comer demasiado.

-¿Por qué?

-Por esto.

Agarró el papel con su extraña canción y se lo enseñó durante una milésima de segundo. Acto seguido, la partió por la mitad y la hizo añicos. Los restos los tiró a la papelera.

-¿Por qué lo has hecho?- preguntó sobresaltado.

-No es bueno aferrarse al pasado- respondió indiferente mientras acariciaba sus vendajes.

Estaba claro que no la iba a hacer cambiar de opinión. Él se encogió de hombros decepcionado y fue a su pupitre a leer algo que ella no pudo distinguir.

Cuando la segunda hora de la mañana pasó, el profesor sacó la lista de canciones y nominados, diciendo cosas que Miku no encontró interesantes. Estuvo toda la clase mirando por la ventana, que estaba justo al lado de su mesa. Le aburría tanta palabrería.

-Sólo hay dos ganadores, junto con dos canciones- dijo el profesor sonriéndole a clase.

-El año pasado sólo hubo un ganador- comentó uno de los compañeros-. ¿Por qué éste año han cambiado tantas cosas?

Miku interrumpió poniendo de nuevo atención a la clase.

-Yo no quiero tener que cantar- dijo en medio de la discusión entre el señor Sunohara y el alumno.

-¿Y cómo sabes que has ganado?- inquirió Lin con una sonrisa que intentaba parecer diabólica.

-¿Por qué no quieres cantar?- le preguntó el profesor con tristeza.

Lin Haine miró a la chica con una mirada de asombro, que más bien era de indignación. Había adivinado que le tocaría cantar en el festival.

-Sólo... No quiero- respondió.

-Bueno...- murmuró el hombre-. El otro ganador es Megurine Luka.

Las amigas de Luka aplaudieron muy emocionadas, y ella sonrió satisfecha de su logro. Pero a los compañeros les seguía pareciendo raro el hecho de que ese año las cosas fueran diferentes.

-Las canciones aún no han sido seleccionadas. Pero ahora puedo acceder a responderos esa pregunta de por qué hay dos ganadores.

La clase se indignó en voz baja, pero rápidamente calló.

-El año pasado, al jurado no acogió a nadie de la clase, salvo a Luka, la que le pareció la más carismática, podríamos decir. Pero este año ha venido Miku Hatsune a la escuela, y esta chica les ha parecido un tanto peculiar, muy original y con un talento sensacional. Se cantará la canción ganadora más la extra que se elegirá entre los alumnos del colegio, pero serán las dos quiénes la canten, sólo por el hecho de que al jurado le pareció increíble la combinación de esas dos chicas.

-No lo entiendo- dijo Meiko-. ¿Prefiere a alguien nuevo de este año a alguien que lleva participando cada año en la preparación del festival?

-Efectivamente- respondió el profesor cuadrando los papeles en su mesa.

-Yo tampoco lo entiendo- dijo Miku-. ¿Por qué razón quieren todas mis canciones y a en el festival? ¿Por qué no quieren a Rin, por ejemplo? O a Maika, a Gumi, a Avanna...

-Eso ya no lo sé, querida. Son exigentes.

-O nos tienen manía- exclamó Yamine Aku.

-Voto por eso, tía- afirmó Tonarine Sai mascando un chicle de menta que olía fuerte.

-O bien, está saboteado por Hatsune- comentó Lin.

-Eso es ridículo- intervino Kaito girándose para mirarla-. Si ni siquiera quiere cantar, ¿para qué querrá entonces ser una de las ganadoras?

-¿Para llamar la atención?- dijo como si fuera algo obvio.

-¿Miku? ¿Querer llamar la atención?- rió Rin levantándose del asiento-. ¡Já! ¿Qué será lo siguiente? ¿Italia sin pizzas? ¿Que Len llegue a ser más alto que Gakupo?

-¡Eh!- contestó Len enfadado.

-Es bastante posible que lo que diga Lin sea verdad- afirmó Utatane, aunque no muy convencido.

-¡Dejad este tema de una maldita vez!- gritó Miku antes de que el profesor articulase palabra-. Si supierais un mínimo de mi vida pasada, quizás no parlotearíais como pajarracos encerrados en un zoológico.

Toda la clase cerró el pico de golpe al oír la potente voz de la chica haciéndoles callar a todos con una mirada asesina.

-Odio cantar. Quiero decir... Me gusta. Pero odio tener que hacerlo para los demás. ¿Sabéis por qué? No, ¿verdad? Pues dejad de hacer el imbécil usando... y diciendo suposiciones, prejuicios e hipótesis que no tienen ningún parecido con lo que he pensado, vivido y experimentado. Dios, malditas comadrejas orgullosas.

La clase permaneció en silencio durante unos pocos segundos hasta que Lin Haine reaccionó.

-Entonces dinos por qué- dijo cruzando los brazos y apoyándose al respaldo de la silla.

-A ti te lo contaré- bufó-. Prefiero que nadie lo sepa a que tú disfrutes oyéndome relatar mis miedos pasados.

Rolling GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora