Capítulo 33

405 52 4
                                    

- Con un... ¡demonio! Agh...

Kara apretó los párpados y los dientes. Le dolía todo el cuerpo; cada hueso y cada músculo, y no le parecía demasiado improbable que todos ellos estuviesen dañados o rotos.

El aire olía a sulfuro, y sus pulmones estaban rellenos de una humareda espesa que le hacía toser y querer vomitar. Para alguien cuyos sentidos son múltiples veces más agudos, aquello era una pesadilla. Tosió, se retorció en la tierra removida y esperó pacientemente a que su alma de lobo acudiese a sanar sus heridas. Pareció una eternidad, pero no debieron ser más que unos pocos minutos. En tanto oía el chasquido de sus huesos al volver al lugar y el de las articulaciones al volver a unirse, una figura oscura y encapuchada se asomó por encima de su cabeza.

- Sobreviviste... - Observó la desconocida con sorpresa –. Por un momento temí que no lo hicieras.

Kara vomitó sangre y se limpió con el dorso de la mano, intentando ponerse de pie, pero aún le era imposible.

- ¿L-Lena...?

Miró a su alrededor, hacia el cráter gigantesco que había dejado atrás la explosión energética. Todo era destrucción; árboles caídos, tierra desprendida, fuego y humo. Ni rastros de Lena, y tampoco de Lilah, aunque a ésta última podía olerla bastante cerca, así como a Amanda Luthor, que se refugiaba detrás de las piernas de la extraña mujer que la contemplaba con interés.

- No te preocupes.

- ¿Desapareció? – balbuceó Kara, azorada. ¿Habría muerto? ¿La habría perdido una vez más?

El pensamiento hizo que se mareara. Ahora el dolor del corazón dejaba atrás con creces al que sentía en todo el cuerpo. ¡No podía ser cierto! No... No así, no estando tan cerca de una solución a su maldición. ¿Sería tan cruel el destino?

- No he dicho que...

- Tranquila, ¡cof!, ¡cof! – Intervino Lilah, incorporándose desde debajo de unas ramas encendidas –, si estuviese muerta, yo lo sabría. Sigue en este mundo, no le pongas duda.

El alivio de Kara fue incomparable al punto de que no pudo evitar derramar un par de lágrimas. Con las fuerzas que se le iban sumando agregadas a las que la buena noticia le otorgó, acabó de ponerse de pie y se sacudió el polvo ensangrentado de los brazos lo mejor que pudo.

- No está muerta – dijo la mujer –. Si me dan tiempo, les explicaré, pero ahora tenemos que irnos...

- ¿Irnos? – Kara parpadeó y se llevó una mano al flanco derecho con una mueca de dolor.

La mujer asintió.

- Tendrán que confiar en mí. Les prometo que todo esto tiene su razón de ser... - Analizó a Kara de arriba abajo –. Así que tú eres Dinahia.

Kara la miró fijamente y asintió.

- Así me llamaron una vez, ¿pero y tú quién eres? ¿Cuál es tu urgencia? Pareces saber dónde está Lena... ¿por qué no me lo dices ahora mismo?

- También me gustaría saber todas esas cosas – dijo Lilah, acomodándose un hombro en el lugar mientras se acercaba –. Y no estaría mal, de paso, que me explicases qué clase de mestiza eres.

La mujer agachó la cabeza.

- Tranquilícense, Ryvy está a salvo, ¡prácticamente en el lugar más seguro del mundo! Allí nos encontraremos con ella y con otros que llevan mucho tiempo esperando este momento... Mi nombre es Nia Nall. Provengo de las colonias del norte, donde habité durante los dos últimos siglos, hasta que los oscuros me encontraron.

El lado oscuro de la luna- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora