En el momento del suceso, la impotencia y la ira que se precipitaron de un solo estallido en el organismo de Kara, absorbiendo todos sus sentidos. El Slint Vain se expandió por sus miembros, y antes de poder siquiera darse cuenta, andaba en cuatro patas en lugar de en dos.
Al bajar de la camioneta y captar aquel aroma, de inmediato había sabido discernir que algo andaba mal. Era un olor que antes había sentido, tanto en la casa de Lena como aquella noche en el bosque.
Había recorrido a toda velocidad el tramo que la separaba del lago y las había visto a las dos; a Lena y a aquel reflejo hechizado de sí misma que apestaba a magia negra. No podía creer que el peligro hubiese podido acercarse tanto sin ser advertido ni por ella ni tampoco, aparentemente, por Lilah.
Gritó un fuerte ¡NO! cuando vio que su reflejo se precipitaba hacia la joven que estaba al final del muelle. Todos sus instintos gritaban alerta; más aún cuando vio el brillo del metal que asomó por la espalda de su clon y las sospechas la carcomieron por dentro, matando todo su juicio aún sano.
No pudo llegar a tiempo. Vio el movimiento casi imperceptible que efectuó la otra rubia al enterrar la daga en el vientre de Lena, que no emitió ninguna clase de sonido, solo cayó derrumbada bajo la estela de su exclamación. "¡NO, LENA!"
Y con ese grito y el olor a sangre y a muerte, se escapó su última esquirla de autocontrol. Fue entonces cuando su naturaleza se adueñó de ella, se transformó, y saltó encima de su reflejo con un potente rugido de advertencia.
Vio, como si fuese en cámara lenta, cómo su otro yo se volvía y le enseñaba una sonrisa confiada. Kara no tuvo tiempo de frenar. Ya estaba en el aire cuando la joven levantó la mano y la suspendió justo donde estaba, a centímetros de su rostro y con las mandíbulas abiertas.
- Así que un Slint Vain- dijo la rubia con una voz diferente a la que le correspondía-. Eso explica muchas cosas.
Kara alzó la vista por detrás de la mujer. En torno al cuerpo tendido de lado de Lena, se extendía un espeso charco de sangre.
- Debiste quedarte a un lado, como suelen hacer los de tu especie. Esta no es una guerra de Lobos, y ella no les pertenece ni les atañe. Su poder es legendario, y su alma ha vagado demasiado tiempo sin ser utilizada para lo que fue creada en primer lugar.
Kara se retorció y, en un intento desesperado por librarse, volvió a transformarse en humana. De inmediato su cuerpo cayó contra los tablones del muelle.
- Tampoco les pertenece a ustedes- contestó, mirando a su reflejo hacia arriba-. Tienen que dejarla en paz.
La joven hechicera se acuclilló frente a ella y la tomó por el cuello para levantarla.
- Es sangre de mi sangre. Hija mía- le advirtió-. Y puedo hacer con ella cuanto se me dé la gana. Fue creada por un propósito mayor de lo que podrías llegar a imaginar. Ella no es como nosotros, y tampoco es una hechicera blanca como los demás. Lo mejor que puedes hacer ahora es apartarte, irte con tu manada. Nosotros nunca nos hemos inmiscuido en los asuntos que conciernen a los Slint Vain. Harían bien en devolvernos el favor.
Kara endureció la mandíbula. Su reflejo era extremadamente fuerte al punto de que no conseguía librarse de su agarre, pero no estaba dispuesta a rendirse. Sus ojos comenzaron a brillar.
- No dejaré que te la lleves.
Su clon hizo un gesto con la nariz y gruñó. Por un momento en que el hechizo falló o relampagueó, Kara logró ver el rostro de una mujer de mirada dura y facciones más viejas.
- Como si tuvieras opción...
Y tras decirlo, la hechicera intentó arrojarla al lago, pero de pronto una mandíbula enorme se cerró en torno a su brazo.
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El lado oscuro de la luna- Supercorp
Fanfiction" - (...) Es a los monstruos a quienes temo. Kara sonrió de lado y se cruzó de brazos, mirando la luna nueva ausentemente. - No es a los monstruos que tienes en mente a quienes debes temer- dijo-. Quizás fueron temibles antes, pero...