Capítulo 23

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Lena podía oír, remoto, el tañido del Doom; aquel instrumento del que el juez del Teo- Simbac se servía para dar comienzo y fin a los combates. En las últimas notas de su metálica voz, le pareció escuchar con claridad el último aliento de su hermana, antes de que su alma fuese reclamada por las tinieblas de las cuales había nacido; y por detrás de ese rumor casi inaudible, aún palpitaba aquella palabra; aquel apelativo inconcluso. Lena. Lena. Lena.

Durante muchas noches luego de ese día, soñó con lo mismo. El Doom se detenía, su hermana moría y ese nombre aparecía de entre las sombras, llamándola a gritos como si quisiera arrancarla de algún lugar lejano. Absorbiendo poco a poco sus ganas de conciliar el sueño. Esas veces, se desenvolvía de los brazos de Kara y se aproximaba a la ventana para contemplar el paisaje. Aquellas llanuras y bosques vírgenes ya no le parecían la misma cosa... Habían perdido consistencia hasta que la vida misma parecía la ilusión, y los sueños la absorbente realidad.

En una de esas ocasiones, pasado al menos un año y medio desde el Teo- Simbac, Kara se levantó de la cama y la siguió hasta su lugar junto a la ventana, rodeando su cintura con los brazos y pegándose a ella para apoyar el mentón sobre su hombro. Afuera el paisaje era blanco. La nieve caía sin cesar, por lo que las usualmente ricas y habitadas praderas se asemejaban entonces a un desierto pálido y sin fin.

- ¿Otra vez tus pesadillas?- Preguntó la rubia, besando su cuello con cariño.

Lena apoyó una palma en su rostro sin girarse y ladeó la cabeza para besar su mejilla.

- ¿Te desperté?

- No, solo sentí el frío en la cama.

- Lo lamento... Sí, fueron otra vez mis pesadillas.

- ¿Las hadas no han podido inventar algún brebaje para ti? ¿O tus hechiceros?

La morena sacudió la cabeza.

- No. Y no creo que resolverlo de esa forma sirva de nada- cerró los párpados.

- ¿Qué es lo que te atormenta?

Lena no contestó.

- Ryvy, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. Solo dilo- Kara la hizo voltearse y enmarcó su rostro-. Te conozco lo suficiente para saber que algo no está bien, ya desde hace mucho tiempo. ¿Es por tu hermana y tus sobrinos? ¿Te arrepientes de lo que hiciste?

- No, no es nada de eso. Fue terrible, es cierto, pero volvería hacerlo una y mil veces más. Era necesario por el bien de ustedes, de las hadas y de todo el mundo.

- ¿Entonces qué es?- Kara la contempló suplicante-. No quiero presionarte, pero me asusta tu comportamiento. Estás ausente, como si te hallaras en dos lugares al mismo tiempo...

- ¡Es que no lo entiendo!- Estalló la otra, apartándose y volviéndose hacia la ventana. Kara esperó-. No entiendo nada... Al principio pensé que pudo haberse tratado tan solo de una ilusión, había perdido mucha sangre, pero estoy segura de que lo dijiste...

La rubia alzó una ceja.

- ¿Que dije... qué?

Lena suspiró pesadamente y giró sus ojos hacia ella.

- Luego de que maté a Taquiara, antes de caer, tú me atrapaste. Me susurraste que todo estría bien, que lo había logrado... Y luego usaste ese nombre para dirigirte a mí...

- ¿Qué nombre iba a usar si no es el tuyo?- Se extrañó la otra.

- Eso es lo que más confundida me tiene. No me llamaste por mi nombre... Y ahora ya no puedo creer que se trató de un delirio, porque me sigue afectando, y mucho.

El lado oscuro de la luna- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora