Capítulo 32: El despertar

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-          Gran Ryvy... ¿se encuentra bien? ¿Necesita que le traiga algo? – dijo Ragena con una voz que se rebajaba varios escalones de su autoridad usual.

Silencio durante unos segundos.

-          ¿Por qué me llama así? – Preguntó otra voz grave.

La directora vaciló.

-          ¿No se conoce a sí misma? ¡La hechicera más grande de todos los tiempos! ¡La madre blanca, la Sacerdotisa de la luz! ¿Ninguno de esos nombres le es familiar?

Nuevamente silencio.

-          Creo que me confunde con alguien más.

-          No, es usted... Puedo sentir su poder y su energía mágica. La conozco, Ryvy. ¿No se acuerda usted de mí?

-          No me resulta familiar, pero tampoco me creo hábil para asegurarlo. Alguien se deshizo de mis recuerdos... Puedo sentir, razonar y entender lo que me dice, pero no puedo responder con veracidad a sus alusiones. Tal vez sea quien afirma, pero cabe suponer que alguien tan poderoso tendría algo más de control en sus manos.

-          La magia que la imposibilitó ha de ser de las más fuertes de este mundo... ¿Está segura de que no recuerda absolutamente nada?

Una pausa; luego un suspiro.

-          Sigue apareciéndoseme el rostro de esta mujer... Creo haberla visto antes.

Un roce. Probablemente la directora había asentido.

-          ¿Cree poder ilustrarla en un tótem?

-          ¿Un qué?

-          Sé que probablemente no pueda hacerlo por su cuenta; debemos suponer que el control de su magia ha quedado relegado a la pérdida de sus recuerdos, pero yo estoy aquí para ayudarla. Solo tiene que pensar en esa mujer y yo canalizaré la imagen. Tal vez reconocerla nos sirva de algo. ¿Puede?

-          Lo intentaré.

Salah y Dim se miraron entre sí, tratando de impedir que la ansiedad les hiciese delatarse. Estaban a un par de paredes de la oficina de Ragena, con los oídos de lobo bien atentos. Había pasado una hora desde el desastre acontecido en la playa, y ya todos los huérfanos estaban seguros en sus recámaras, los heridos en la enfermería y los guardianes trabajando para reconstruir el edificio con ayuda de sus distintas habilidades. Los hermanos se las habían arreglado para escaparse de sus supervisores exitosamente, dispuestos a todo con tal de averiguar algo acerca de aquella mujer misteriosa a la que todos los ancianos de Olympus parecían prestar gran alabanza. En la clase de Historia de la Era Primaria, Salah recordaba haber oído acerca de la poderosa Ryvy, pero no podía ser la misma, ni remotamente. Ryvy había vivido hacía cientos de miles de años, y aunque se la documentó como inmortal, también se estableció una posible fecha de muerte bajo las manos de la madre oscura; su antítesis, Taquiara. Salah no era especialmente fanática de la historia, pero estaba segura de haber leído un pergamino en el que se afirmaban todas esas cosas. Incluso había ayudado a Alexandra a estudiar para un examen, y una de las cartillas escritas por su puño y letra mencionaba la desaparición de la madre blanca.

-          Tal vez se trata de otra con su mismo nombre – ofreció Dim, que le confesó una vez que el ajetreo se detuvo que también había sentido su misma afección ante la mujer; una pulsación muy similar a la que ambos sentían con la loba; como de amistad, de afinidad recóndita y en extremo significativa.

-          ¿Por qué harían eso? ¿Es que debe haber una Ryvy en todas las épocas?

-          Pues que sea la diosa antigua de la magia blanca resulta mucho menos probable. Aunque tú también viste la admiración de los guardianes... Nunca los noté tan alterados. Parecía como si hubiesen visto a un dios... ¡Y la directora!

El lado oscuro de la luna- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora