Capítulo 20

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Kara creía que no era una persona de temer. Desde niña había sido muy aguerrida y lanzada al peligro, casi como si se creyese indestructible. Y a eso se sumaba a su perpetua esperanza; esa enemiga de la derrota y también del miedo. Pero ahora, al contemplar a Taquiara acercarse mientras sostenía a Lena entre sus brazos, creyó por primera vez y con toda convicción en que todo estaba perdido. Quiso huir con la joven a la que amaba, no porque anhelara su propia seguridad, sino porque sabía que la de ella estaba en peligro mortal.

Sentía el cuerpo de Lena sumamente tenso contra el suyo. Podía oír el latido acelerado de su pulso y oler el miedo que emanaba de su persona. Asimismo, detectaba su profunda confusión, que era evidente aunque no le viese el rostro. Quizás las palabras Taquiara no fuesen del todo confiables dada su reputación, pero su aspecto junto con el apelativo con el cual se había dirigido a Lena, no dejaban dudas con respecto a la veracidad de su sugerencia.

Ambas miraron a Lilah, pero ella parecía igual de sorprendida.

- ¿Qué es lo que quieres?- Preguntó Lena. La voz le tembló.

- ¿Esa es la pregunta que vas a hacerme, después de todo este tiempo?- Se burló Taquiara-. Ningún "te extrañé, hermana querida" o "¿Qué tal te sientes luego de dormir un par de milenios?" Por la nariz de Mirdae, ¡qué grosera te has vuelto!- Su sonrisa se ensanchó cuando sus ojos negros se posaron en Kara-. Será por tanto fraternizar con los perros.

La rubia gruñó y enseñó los dientes.

- Ahí tienes- rió Taquiara. Cada uno de sus gestos deformaba de manera indecible el rostro que compartía con Lena.- Ahora, hermanita- dijo, enderezándose- ¿cómo prefieres que Ré acabe con tu Lobita? ¿De forma rápida o de forma lenta? Mejor lo dejaremos al azar... ¿alguien tiene un platino?

- No lo entiendo...- Lena ladeó la cabeza y se incorporó con ayuda de Kara. Se sentía muy débil-. ¿Qué fue lo que te hice? ¿Por qué después de tanto tiempo, aún quieres que suframos? Si eres mi hermana realmente... ¿qué pude hacer para ofenderte de esta manera?

La sonrisa de Taquiara se borró. Se acercó silenciosamente a ella mientras que el resto se tensaba y extendió una mano llena de uñas negras, largas y afiladas en punta hacia su rostro. Kara reaccionó de inmediato, lanzándole una dentellada.

- ¡Eh!- Taquiara soltó una carcajada-. ¡Pero si ladra y muerde!

- Aléjate de ella- siseó Kara.

- Eres adorable... ¡siempre tan protectora con la pequeña Ryvy! ¿Eres tú la que más se mueve en la noche? ¿O te conviertes en un cachorro domado cuando te enseña los pechos?

- Basta de tanta cháchara- se interpuso Lilah. Sus ojos brillaban de color violeta-. Ya viene siendo hora de que te envíe de regreso al submundo.

Taquiara se limitó a sonreír.

- Lilathinel, querida... ¡eras más relajada la última vez que nos vimos! Comienzas a parecerte al lado menos razonable de tu familia... Es una lástima.

- Tú no has cambiado nada- observó Lilah-. Sigues subestimando a todo el mundo. De seguro por eso terminaste encerrada en este hechizo.

Su interlocutora curvó aún más los labios.

- Quizás sí conservas algo de aquella pedantería de antaño...- Dijo-. ¡Siempre creyendo que estás un paso por delante del resto, cariño! Qué descarada. ¡Tu ceguera te impide ver que todas las cartas del destino están a mi favor! Dormí una siesta algo larga, es cierto, pero Ré me liberó justo cuando debía, en el momento preciso en que mi poder rebasa los límites de lo sobrenatural- Levantó las manos y la cueva se oscureció. En medio de la negrura y la consternación, todos se vieron rodeados por una nebulosa de estrellas y planetas, como si estuviesen de pie en el espacio-. He viajado a través del cosmos, de cientos de vidas y cientos de mundos. La era de los dioses y sus mascotas terrestres ya quedó atrás. Yo soy la nueva reina... La reina del universo. Toda esta treta de envenenar las mentes de los hechiceros solo fue el primer paso. Creyeron que adoraban a mi hermana... ¡pero era a mí a quien querían en cada uno de sus rezos! Durante siglos he absorbido la energía de cada uno de ellos... Su fe me hizo crecer, ¡y ahora todos se arrodillarán!

El lado oscuro de la luna- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora