Capítulo 24

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Lena y Kara miraron a Lilah aturdidas por todo cuanto acababa de suceder y desconcertadas al no saber qué había sido real y qué era cosa de la mera fantasía, pues habría resultado inconcebible pensar que ambas realidades; aquella en la cual habían sido Dinahia y Ryvy y la otra, en la cual eran Kara y Lena, pudiesen coexistir simultáneamente. En ambos casos, sus recuerdos eran tan detallados y vívidos además de palpables y coherentes, que la confusión era absoluta y, por lo demás, muy justificada.

Lilah, dándose cuenta de su agudo desconcierto, se adelantó hacia ellas y tomó sus manos, ayudándolas a ponerse de pie.

- Imagino que no debe resultar fácil para ustedes- dijo con una voz clara y aún más armoniosa que en vida-. Estar aquí; haber sido absorbidas por el bucle del mundo espiritual... Ha de ser duro.

Kara y Lena no tenían palabras que exteriorizaran esa clase de angustia que se sacudía sin piedad en sus pechos, y poco de lo que su interlocutora les decía tenía gran sentido para ellas. Seguían reacias a aceptar el presente e ignorar esas dos realidades pasadas, o a decidirse por una de estas últimas.

- ¿Dónde estamos?- Preguntó Kara-. ¿Dónde están nuestros niños? ¿Por qué no vinieron con nosotras? ¿Acaso... estamos muertas? ¿Por eso aparecimos en el mundo espiritual?

Lilah sonrió con tristeza, y el plumaje de sus alas se agitó un poco.

- Hay algo que tienen que entender- dijo, tratando de elegir con cuidado sus palabras-; ese tiempo que estuvieron en aquellas tierras, la manada, los niños, Taquiara y todo lo demás, sí existió alguna vez. Pero eso fue hace siglos- cruzó las manos sobre el regazo-. Ustedes fueron esa alfa y esa hechicera, pero en un tiempo muy, pero muy remoto. Fue durante su primera vida; cuando su poder estaba en la cumbre de su esplendor, y sus padres, los dioses, aún caminaban entre los mortales. Pero el desenlace que presenciaron a partir del Teo-Simbac, no fue el mismo. Ahí está el quid del asunto- hizo un gesto con la mano hacia un lado, y tras la aparición de una bruma muy extraña, una proyección comenzó a desarrollarse ante los ojos de las jóvenes. En su interior, vieron a Lena y a Taquiara luchando; alas negras y alas blancas manchadas de tinte rojo y tinte negro, gritos y choques de espadas-. El mundo espiritual tiene su propia dinámica, como si fuese una cosa aparte de todo ser vivo. Algunas partes de su funcionamiento son perversas para los seres aún vivientes, como el hecho de que haya podido atraparlas- señaló la proyección brumosa del combate. En ese momento, Lena caía al suelo con un ala quebrada-. He aquí lo que más han deseado nunca sus corazones... Solo una acción; una sola decisión distinta aquel día, podría haber salvado sus almas de esta eternidad de sufrimiento- su expresión se tornó resueltamente triste.

- Yo...- Lena comenzaba a comprender a pesar de su estado casi catatónico-... ¿no derroté a mi hermana ese día?

Lilah suspiró.

- Las cosas son algo más complicadas de lo que sugieres, querida niña- hizo aparecer otro cúmulo brumoso en el cual comenzaron a repetirse los mismos hechos-. Esta es la ficción que creó el mundo espiritual para atraparlas; y es que las energías que hay aquí supieron darse cuenta de cuál era el anhelo más profundo de sus almas, como bien les advirtieron antes de venir- chasqueó los dedos, y en el nuevo cúmulo apareció la escena en la cual Lena cortaba las cabezas de los hijos de Taquiara-. Aquí se dio el giro: en esta realidad, mataste a Taquiara antes de que pronunciara la maldición- en efecto, en esa proyección, Lena volvía a derrotar a su propia hermana antes de desmayarse-. Lo que sucedió, sin embargo, fue muy distinto-. Lilah señaló el otro cúmulo, en el cual Lena, afectada por la muerte de sus sobrinos y malherida por las hojas de Taquiara, caía rendida sin poder detener a tiempo a su contrincante, que soltó la maldición de un solo tirón.

El lado oscuro de la luna- SupercorpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora