CAPÍTULO 43

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La película terminó y se levantó del sofá sin pensarlo, necesitaba ir a dormir pronto, lo más rápido que fuese posible.

Sin decirle nada a su novio fue a su habitación, no se detuvo a mirar el bolso con toda su ropa que descansaba en una esquina, solo se sentó en la cama observando el suelo.

Lo que había pasado en esa cocina era extraño, entendía bien lo que significaba pero no era capaz de decirlo en voz alta, ni siquiera su mente había procesado bien todo.

Había sentido placer por un beso de Kei, probablemente ambos lo habían sentido y eso había llevado al rubio a colar su mano por su blusa. Y aunque solo había rozado un poco más arriba del principio de la falda escolar de Kyoko con su pulgar, aquel frio tacto le había aterrorizado lo suficiente como para detenerlo.

Llevaban dos años juntos y aún se avergonzaba cuando Kei se quitaba la camiseta frente a ella, las pocas veces que eso había pasado ambos se habían sentido tan incomodos como para no hacerlo nunca más.

Entre ellos existía una regla impuesta de manera inconciente de que todo lo que estuviese cubierto por tela solo podía ser tocado sobre la tela.

Y Kei había esa roto la regla.

El problema es que no entendía si eso le agradaba o no.

-¿Estas... bien? -Kei le sacó de su trance- aún es muy temprano para dormir ¿Quieres hacer alguna otra cosa?.

Se asomaba desde el umbral de la puerta con una sonrisa tímida, parecía un cachorro arrepentido de haber roto algo.

-Quiero dormir -le dijo con una sonrisa, sabía que eso le calmaría.

-Bien, ire a ayudar a mi madre con algunas cosas, tú duerme.

Asintió dándole así la señal para que el rubio se fuera. Se preparo para dormir y en unos cuantos minutos estuvo envuelta en las sábanas de su novio una vez más.

Cerró los ojos pero solo bastaron unos segundos para entender que dormir no iba a ser la solución a su confusión.

Al cabo de unas cuantas horas en las que ella se limitaba a analizar cada esquina de la habitación de su novio, cada dinosaurio de juguete en las repisas o el uniforme del equipo con el número 3 brillando en él. Ya desesperada por el no poder dormir y solo girar de un lado a otro en la cama incomoda por sus propios pensamientos, llegó Kei.

Fingió estar dormida mientras el se cambiaba el uniforme de la escuela por su pijama y se aseguró de no moverse cuando este paso suavemente sobre ella para recostarse del lado de la pared.

Sintió su mano posarse en su cabello, le empezó a acariciar suavemente. Kei tenía una fijación particular en su cabello, siempre lo tocaba y disfrutaba mucho de peinarlo, aunque no lo admitiera.

Solo ese dulce tacto en su cabeza basto para hacerle dormir.

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-Kyoko -le movían el brazo suavemente.

Abrió los ojos encontrándose con Kei muy despeinado moviéndole suavemente el hombro, estaba sentado en la cama y su cara junto a la falta de lentes le decían que acababa de levantarse.

La luz del sol entraba un poco por la ventana y eso solo quería decir una cosa.

Se había quedado dormida.

-Mierda -se murmuró a si misma incorporándose con dificultad pues la cama no era lo suficientemente grande para que ambos estuviesen sentados en esa posición.

-Me quede dormida -le dijo al rubio quien con una seña pidió permiso para alcanzar sus gafas en la mesa de noche cruzando su brazo por encima de Kyoko- ¿Qué hora es?.

Moonlight  [Tsukishima Kei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora