CAPÍTULO 16

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Si existía alguien en este mundo que supiera tratar a la perfección con Kyoko ese era Yamaguchi, pero quién más la entendía o lo intentaba era Tsukishima.

-No voy a moverme hasta que comas por lo menos la mitad -informó con rapidez el rubio.

Pero no siempre lo lograba, pues era un bruto, dispuesto a mandar y callar a quien se le pusiera enfrente sólo por que el pensaba que era lo correcto.

Esa mañana de desayuno Tsukishima parecia no estar dispuesto a dejar que Kenjirou esquivara la comida.

-Tsukki... -llamo Tadashi al ver que no eran los unicos en la mesa, Suga, Asahi y Daichi estaban desayunando y muy atentos a lo que sucedia con la menor- quiza este no sea el mejor momento...

-Callate, Yamaguchi

-Lo siento -murmuró y volvio a su comida.

-¿Vas a comer o no? -inquirió el rubio dirigiendose a Kenjirou quien no hace falta agregar estaba petrificada de tener esa conversacion frente a los de tercero- Todo se va a acabar mas rápido si comes y ya esta.

Lo odiaba.

Suspiro pesadamente y fue por una bandeja de comida la cual se veía apetitosa pero de la misma manera asquerosa. Aunque intento actuar con naturalidad en realidad se notaba a kilometros la tembladera que llevaba en la mano con la cual sostenia los palillos, y se noto muchisimo como tragaba con dificultad algo tan simple como una pequeña bola de arroz, que sabia deliciosa pero le generaba un nudo en la garganta de solo pensar que ese arroz se terminaria convirtiendo en grasa y terminaría por alojarse en sus muslos y abdomen.

Cuando logro llegar a la mitad de su comida lanzó los palillos a la bandeja de su amigo con enojo y este dio un brinco de la sorpresa

-Te odio -dijo firmemente mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

Odiaba comer, lo odiaba muchísimo, era una sensación asfixiante que se alojaba en su garganta que hacía que cada grano de arroz o cada trozo de carne doliera al pasar y esa sensación hacía que las lágrimas quisieran salir.

Se largó del lugar con rapidez dejando a sus amigos solos en la mesa. Camino hacía el gimnasio sin fijarse en nadie, simplemente quería irse lo más rápido posible y cumplir su labor de mánager.

Odiaba que Tsukishima le obligará a comer, se sentía como una niña pequeña haciendo un berrinche, pero no era un berrinche, realmente no podía comer y eso era lo que Tsukishima no entendía.

Las cosas no eran tan sencillas como levantarse algún día y empezar a comer, eso escapaba ya mucho más allá de su fuerza de voluntad.

-¿Sucede algo? -preguntó Shimizu a su lado ya que el enfado y lágrimas de Kyoko se notaban a kilómetros.

-No -murmuró rápidamente mientras se disponía a ayudar a Yachi con las botellas de los chicos.

Shimizu le deprimia, le trataba demasiado bien pero eso no significaba que le dejará de intimidar, al contrario, cada día que veía a Shimizu cambiarse se deprimía cada vez más, si cuerpo perfecto y voluptuoso solo le recalcaba lo poco agrasiada que era.

Vio que Yamaguchi se acercaba junto con Tsukishima y se giró al instante acercándose hacía Kageyama.

-Hola -murmuró rápidamente- ¿puedes fingir que hablamos como si nos conociéramos hace años?.

-¿Disculpa?.

-Estoy enfadada con Tsukishima y se va a enojar si estoy contigo por que le caes fatal.

-Vaya... es la primera vez que hablas y es para esto -murmuró el chico de cabello negro mientras daba un sorbo a su caja de leche.

Era verdad, nunca le había dirigido palabra a Kageyama, ni a nadie, sólo a Hinata una vez y a Suga cuando este le hablaba con normalidad, como si le conociera de toda la vida.

Moonlight  [Tsukishima Kei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora