CAPÍTULO 40

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La mano de Kei se acomodó con la suya a la perfección, esa sensación de calor entre sus palmas era agradable, era como si ambas manos estuvieran destinadas la una a la otra.

Una parte de su mente aún no podía creer lo que estaba sucediendo, era demasiado irreal, ese bello día de enero a la luz de la luna había conseguido a su primer novio y este no era otra persona más que Tsukishima Kei.

La cabeza de Kei se recostó sobre la suya que estaba en su hombro con suavidad, era una sensación cómoda.

Los autos pasaban por las calles mientras la pareja aún seguía en la incomoda posición que de alguna forma les agradaba.

Si Kei estaba ahí, con ella se sentía feliz, si Kei estaba junto a ella estaba cómoda, no importaba la posicion, no importaba nada externo. Solo aquel calor humano rodeandole era necesario para darle paz.

-Le puedo decir a Yams ¿Cierto? -preguntó al chico y este se estiró haciendo que la chica hiciese lo mismo.

Aquel momento de distancia le había entristecido.

Kei se acomodó en el barandal dando la espalda a la calle con una expresión de molestia para nada disimulada en su fino rostro, sus cejas se curvaban hacia abajo parecía pensar la respuesta a la pregunta de Kenjirou muy bien.

-De alguna forma se va a enterar -no parecía agradarle del todo la idea pero de todas maneras le dedicó una sonrisa tranquilizadora.

-Es nuestro mejor amigo, Kei, debo decirle -le explico y este asintió para después levantar la mirada al cielo.

-Realmente no vale la pena esconderlo a nadie -dijo Tsukishima- se van a enterar de todas formas.

-Prefiero ahorrarme el disgusto la verdad.

Su corazón latía con tanta fuerza en esos momentos que realmente sentía que no lograría mantenerse cuerda por mucho.

Lo que ella no sabía era que ese corazón acelerado, su estómago cosquilleando y sus palmas sudorosas eran los signos del amor en ella.

Un amor infantil y egoísta pero seguia siendo amor.

Aquel momento era demasiado perfecto.

-¡Chicos! -Yamaguchi entró al balcón con una sonrisa que se borro al ver a los chicos tan cerca el uno del otro- ¡Perdón! No quería interrumpir. Daichi los llama para una reunión.

Con la rapidez con la que apareció desapareció dejando a la reciente pareja riendo. Cuando las risas se detuvieron se observaron el uno al otro.

-Creo que debemos ir -ofreció Kei y Kyoko asintió.

Una sonrisa boba se dibujó en su rostro cuando Tsukishima le tomó de la mano y la dirigió hacía la puerta. Juro poder escuchar el latido de su propio corazón mientras un sonrojo se dibujaba en sus mejillas.

Caminaron por el umbral de la puerta con las mejillas rojas por la vergüenza que les hacía sentir aquel preciso momento.

Pasaron por la habitación en la que descansaba el enfermo Hinata y una sonrisa triste adorno sus labios pero sin tiempo a sentirse nostálgica el rubio le jaloneo para que llegaran a la sala en donde todos estaban sentados en un circulo frente a la televisión pero esta estaba apagada.

Aquella sala en la que habían planeado todos sus partidos durante los últimos días que ahora estaba en total silencio.

Pudo notar los ojos de todos dirigiendose a sus manos entrelazadas, soltó de su agarre al rubio y este no dijo nada simplemente sonrió con aquella sonrisa estúpidamente linda y falsa.

Moonlight  [Tsukishima Kei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora