CAPÍTULO 2

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Era indudablemente tarde y Kyoko se encontraba casi a oscuras estudiando matemáticas en busca de alguna mejora en su capacidad, pero esta no parecía llegar en especial cuando olvido como multiplicar durante unos segundos.

-¡Kyoko ya es tarde! -grito su madre desde la habitación más lejana.

-¡Ya voy!.

Pero no le hizo caso, al contrario, tras un largo bostezo siguió estudiando hasta las tres de la mañana.

Hace ya dos semanas había empezado las clases en la preparatoria y el primer examen se acercaba, se encontraba buscando en todas partes un trabajo pero nadie quería aceptar a una adolescente de 16 años, su estómago hizo un molesto ruido pero lo ignoro y tras un sorbo de su bebida energética volvió la mirada a los libros que no entendía en absoluto.

-Kyoko-neesan -Miro sobre su hombro viendo a su hermano mediano que se hallaba en pijama.

-¿Qué ocurre, Keiji? Es tarde, deberias ir a dormir -dejo de lado sus lápiz para dirigir la atención a su hermanito.

-Kaori no me deja dormir, me patea mientras duerme -sus ojos se llenaron de lágrimas a lo que Kyoko tomo a su hermano entre sus brazos abandonando sus libros sin dudarlo- ¿Puedo dormir en tu cama?.

-Claro que sí, ahora mismo me iba a ir a dormir -Mentía, todavía le quedaban diez ejercicios por terminar, pero las lágrimas de su hermano le ablandaban el corazón.

Se fue a su habitación la cual afortunadamente no compartía con nadie, ya que al ser la mayor sus padres habían pensado que merecía privacidad, y con rapidez se colocó el pijama recostandose junto a su hermano en la cama el cual no tardó en quedarse dormido a diferencia de Kyoko la cual no pudo cerrar un ojo hasta pasadas las cuatro de la mañana.

La familia Kenjirou era una familia numerosa, eran siete en la casa, los dos padres y cinco hermanos, Kyoko era la mayor, después le seguía Kaito de trece años luego Keiji de ocho seguido de Kaori de siete y para terminar la menor de las hermanas: Kaede que tenía tan sólo tres años.

Los amaba a todos, cada uno de esos niños eran la luz de su vida (incluso Kaito el cual estaba en una etapa de rebeldía increible) pero eso no quitaba que a veces deseara que desaparecieran de su vista aunque sea por un día.

De todas formas durmió durante dos horas hasta que el despertador sonó avisandole a la mayor de los Kenjirou que tenía que ir a su escuela aunque estuviese apunto de caer de cara contra el cemento gracias al sueño que le azotaba.

Se vistió en completo silencio para que Keiji no despertará, tras su madre señalarle que le habia dejado unas monedas sobre la mesa del comedor para que pudiese comprar su desayuno y recoger los libros que había dejado repartidos por la mesa de la cocina la noche anterior, abandono su hogar dispuesta a recorrer el mismo camino de siempre, caminar 15 minutos hasta la parada de autobús para luego si tenía suerte pasar sentada una hora si no contaba con tanta suerte ese día pasaria una hora de pie en un silencioso bus, lamentablemente ese era uno de los días en que sus piernas dolerian de manera ridícula. Cuando el trayecto en bus había terminado lo unico que quedaba era subir caminando hacia la escuela, lo cual era normalmente un problema ya que al Kyoko no haber comido sentía indudables ganas de vomitar gracias a la fatiga.

Ya logrado su objetivo se encontraba en el salón, intentando no quedarse dormida como siempre, esperando que el profesor hiciera acto de presencia y así poder empezar la clase.

-Kenjirou-san - se giró ante el llamado de su nombre viendo a Tadashi detrás suya con una sonrisa brillante junto al amargado de su amigo Tsukishima- ¿Cómo estas?.

-Genial -dedico una forzada sonrisa a la pareja de amigos- ¿Ustedes que tal?.

Yamaguchi y Tsukishima eran parte del club de voleibol, lo había descubierto una tarde en la que se encontraba espiando al equipo masculino, ya que el femenino no parecía ser la gran cosa, aunque Tadashi no parecía jugar muy bien, a diferencia de Tsukishima, el cual parecia jugar bastante decente, claramente ellos no sabían que Kyoko solía espiarlos todos los días para poder matar el tiempo, una vez un chico de tercero de cabello gris la había descubierto y Kyoko no pudo hacer otra cosa más que correr avergonzada.

En fin, Yamaguchi y Tsukishima habían sido lo más parecido a un amigo que tenía en Karasuno, ya que no se había acercado a ninguna chica porque se sentia intimidada por sus bellos cuerpos, aunque tampoco podía decir que eran gran amigos, sólo se saludaban y comían juntos (aunque Kenjirou no comia).

El profesor llegó dando así inicio a la clase en la cual Kenjirou había sido amenazada con hacer la limpieza el salón el mes entero si volvía a caer dormida.

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Esta vez se encontraba sentada en una banca cercana a el gimnasio, mirando el cielo con cansancio, intentando cerrar los ojos para caer dormida antes de que sea la hora de partida de su bus, pero abrió los ojos al escuchar un escándalo en el gimnasio a lo cual sin dudar se acercó con sigilo para ver lo que pasaba.

Un chico de cabello naranjo, el cual habia identificado como Hinata durante las semanas que llevaba espiandolos estaba hablando a los gritos con un chico igual de pequeño que él, pero a ese chico no lo conocía en absoluto, el otro chico Kageyama Tobio, el cual conocía de vista gracias a los partidos escolares en los cuales había participado en su infancia, parecia estar cansado ya de los gritos del pelinaranja.

-¿Otra vez tú? -giro de golpe viendo otra vez al chico de cabello gris que le habia descubierto la vez pasada.

-Yo esto... - solto el barrote de la ventana lentamente mientras buscaba  una excusa en su mente.

-Antes de que escapes, en el gimnasio hay espacio, si deseas ver el entrenamiento desde dentro sería genial, animaría mucho a los chicos -Kyoko balbuceo alguna incoherencia mientras el chico le sonreia abiertamente- Soy Sugawar... ¿Noya? - se detuvo al lograr ver por la ventana lo que pasaba- Lo lamento, fue un gusto conocerte, debo irme.

El chico se fue corriendo hacia el gimnasio dejando a Kenjirou sin poder decir ni una sola palabra, lo cual agradeció ya que pudo irse de la escuela sin tener que explicar que hacia espiando al equipo de Voleibol masculino y no al femenino.

El chico se fue corriendo hacia el gimnasio dejando a Kenjirou sin poder decir ni una sola palabra, lo cual agradeció ya que pudo irse de la escuela sin tener que explicar que hacia espiando al equipo de Voleibol masculino y no al femenino

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Moonlight  [Tsukishima Kei]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora