Lina
El brazo de Erik me tenía aprisionada contra él. El mío rodeaba su cuello con delicadeza. No sabía lo que estaba sucediendo ni cómo habíamos llegado a esto, solo tenía la necesidad inquebrantable de estar junto a él, de tocar sus labios.
La noche de la audición me había sentido lastimada en un punto de mí que no sabía que existía. Me fui a dormir, desentrañando lo que me hundía por dentro, lo que quemaba. Cada frase, cada acción llevada a cabo era descartada hasta llegar a la correcta. Lo que me había herido fue la negativa de Erik a no poder amar a otra persona que no fuera Christine. Entonces, la pregunta era el por qué.
Ahora, que tenía a Erik frente a mí, con aquella distancia inexistente, acortándose cada vez más en sus límites indefinidos, entendí que, no era solo cariño lo que sentía por él. Era algo más grande y poderoso lo que empezó a surgir y me estaba aprisionando el corazón ante una desilusión venidera a todas luces.
- ¿Qué estamos haciendo? - pregunté en medio de nuestra expectación.
- No lo sé, yo...- respondió, seguido de un suspiro. Sentí su brazo agarrarme con una intensidad mayor. Sentí el pecho a punto de explotar y me sumergí en la oscuridad de mis párpados cerrados, decidida a seguir mi impulso. Nos fuimos acercando y, entonces, tomó mi rostro y lo guió; aquello me hizo pensar que, él también lo deseaba.
Estábamos cerca, recibiendo la respiración del otro en un juego constante de ida y venida. Sonreí en medio del proceso y supe que, Erik también. Las puntas de nuestras narices se rozaron y ambos ladeamos nuestras cabezas en direcciones opuestas para acomodarnos en lo que sería nuestro primer contacto celestial. Nos encontrábamos a unos milímetros, haciéndome sentir unos nervios incontrolables. No hacían falta las miradas, solo el sentirnos en uno al otro.
Terminamos por acercarnos en esta danza de pasos furtivos, de accidentes hechos a propósito; recordando lo hermoso que había sido todo desde que lo vi por primera vez, a pesar de ciertos infortunios. Supe que, no lo dejaría ir. No podía permitir que se alejara de mí.
Su mano en mi espalda se deslizó hacia arriba, en la zona de las paletas, y un escalofrío recorrió mi cuerpo por aquella caricia inesperada.Era mi primer beso. El más especial y con la persona más maravillosa que había conocido. Solo eran segundos, pero parecieron más que unos pocos minutos. Él era capaz de trasladarme a otro mundo, de guiarme a un universo extraño.
Nuestros labios se rozaron y, justo en aquel instante en que íbamos a unirlos en aquel beso inesperado, los pasos de mi madre hicieron que nos separáramos. El tacto de sus manos desapareció y las mías dejaron de rodearlo. Aferré a mí el ramo de rosas que me había dado Erik y sonreí para mis adentros. Vi que él se puso en su posición de antes, la típica y normal para tocar su instrumento magistral. Yo, solo me limité a sentarme en su cama y a esperar que mi madre apareciera.
Olí las flores y fui acariciando sus pétalos. Entendí que, Erik había ido a comprarlas ayer por la tarde, justo cuando dijo que debía resolver ciertos asuntos. Me sentía feliz, nerviosa y bastante decepcionada de la interrupción de un momento que sería memorable, realmente hermoso.
- ¿No te vas a dormir, Lina? - llegó mi mamá, interpelando de forma inmediata.
- Sí, solo... Solo estaba escuchando a Erik tocar. Cuando termine, voy a dormir, mamá.
- Está bien - pareció vislumbrar más allá de lo que demostrábamos. Fijó su vista en las rosas y alzó una ceja. - ¿Y eso?
- Erik me las dio como un obsequio por haber entrado en la Ópera. - sonreí. Me sentía feliz.
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Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)
Fanfiction(Les prometo que es una historia hermosa♡) Las huellas de la vida van quedando tras las personas con cada paso que dan. Los sueños, la dulzura y el amor rodean y crean todo un espacio en donde el tiempo parece detenerse. Lina, una chica huérfana y a...