Lina
Ya transcurrió un mes.
El tiempo pasa volando, ¿no?
Más cuando no lo deseas.
Qué ironía, así suceden las cosas.Miraba la luz del sol, sus rayos, entrar por la ventana y alumbrar el salón de la casa. Estaba sonriendo.
- ¡Lina!- la voz de ella me alegró.- ¡Qué gusto tenerte aquí!- Camille vino hacia mí con una hermosa alegría. Nos a abrazamos. Ya no tenía su vientre igual de abultado, sino levemente inflamado como una secuela del mismo embarazo.
- ¿Cómo has estado?- los había venido a visitar la semana posterior al parto, pero no había querido volver tan pronto, pues no deseaba ser considerada una molestia.
Esta ocasión, venía por algo especial, un pequeño favor. A diferencia de otras oportunidades, este era un día jueves.
- Muy bien, algo cansada, pero todo perfecto.- me hizo pasar.- Marius salió con Bianca a comprar algunas cosas para la cena...bueno, para el postre.
Rio y le seguí el gesto.
- ¿Cómo han ido tus clases? Bruno me ha dicho que dentro de unas pocas semanas... Cuántas...¿dos o tres? Podrían presentarse.- le sonreí, dejando mis cosas en el lado de siempre, procurando que no interrumpieran el paso a nadie.
- Bien, bien...Todo ha sido bastante arduo, pero hemos estado controlando los nervios- disimulé, ocultando aquel tono de tristeza o nostalgia que amenazaba con llegar.
Realmente, para el resto había sido más que duro, para mí solo unos días simples y carentes de novedad alguna. ¿Había logrado terminar con aquella inestabilidad de mis piernas? Sí, lo había hecho, pero todavía no llegaba a mi meta y, de hecho, muchas veces perdía las ganas de seguir intentándolo... Había algo que me desmotivaba, que me quitaba toda ansia de querer seguir intentándolo.
No sabía por qué, pero esa desazón palpitante y creciente se irradiaba por todos mis sentidos hasta hacerme parar y cuestionarme si realmente deseaba continuar luchando contra el tiempo. Porque mantenía mi expectativa tan idealizada de poder alcanzar a medio mundo, de conseguir estar en el escenario al mismo tiempo que mis compañeros.
No me sentía realmente buena en lo que hacía; a eso se había ido reduciendo todo.
Y, hablando con seriedad, muchas cosas comenzaron a desintegrarse de forma paulatina. Una de ellas, por ejemplo, aunque quizá era la única que lo estaba viendo de tal manera, había sido un algo entre Erik y yo. Era similar a una especie de desconexión, de un vacío que iba intentando abarcar con todo el universo. Sin embargo, él había estado manteniendo una hermosa sonrisa como siempre, me había estado atendiendo tal cual solía hacerlo y los fines de semana transcurrían con aquella magia tan especial...
Pero yo sentía un peso, un dolor en el pecho parecido a la nostalgia. ¿De qué exactamente? No lo entendía... Todo me provocaba esta sensación de tristeza u opresión, de ardor o sofoco, y nadie podía vislumbrarlo, porque ese era mi interior y no deseaba mostrárselo, exponerlo, al mundo. Eso no era orgullo ni vergüenza, sino que, me había prometido a mí misma guardar lo que más pudiera, hasta explotar, y lidiar con lo mío en privado; recuerdo que así lo había conjurado hace unos años, sin embargo, en ocasiones me era inevitable ser sincera conmigo y con el resto.
Aunque, dejando lo último de lado, deseaba reinventar este resentimiento que tenía hacia mi persona y comenzar a dotar todo de aquella felicidad que me embriagaba, hace un tiempo, cada jornada.
Últimamente, cualquier suceso podía desencadenar un pequeño torrente de lágrimas. Tampoco comprendía por qué sentía esta pena tan grande, por qué no se marchaba y me dejaba en paz.
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Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)
Fanfic(Les prometo que es una historia hermosa♡) Las huellas de la vida van quedando tras las personas con cada paso que dan. Los sueños, la dulzura y el amor rodean y crean todo un espacio en donde el tiempo parece detenerse. Lina, una chica huérfana y a...