Capítulo 29

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Lina

Salimos de la pieza, ella más liberada, yo con el corazón atrincherado.

El peso de sus palabras me dejó, literalmente, "marcando ocupado".
No puede ser cierto, no podía ser así...

Cerré la puerta cuando salimos y la quedé mirando, en pleno silencio con un zumbido incesante en mis oídos, tal cual deseasen olvidar lo escuchado.

- Perdón, Lina...- negué con la cabeza, quitándole validez a su declaración. No era necesario, no correspondía.

- No te preocupes, todo está bien, Christine.- dije, dibujando una sonrisa en mi rostro y en el suyo.

- Muchas gracias por escucharme, realmente no...- de nuevo, su voz se fue quebrando con lentitud, como si sus cuerdas vocales se estuviesen resistiendo a sucumbir, a ese dolor que no paraba.

Puse una mano en su hombro. Aún me costaba esta nueva cercanía, pero era imprescindible en momentos como este. No sabía qué pensar o sentir hacia su persona...

No me lo esperaba, no me lo imaginaba.

Lo siento tanto...
Soy una egoísta, siempre lo fui.

- Si necesitas algo, cualquier cosa...- sopesé mis palabras, debían ser precisas.- Estaré para ti.

Me sorprendí un instante, mas era lo necesario, lo que realmente valía. Me sentiría desconsiderada si no le ofrecía una mano, un hombro en el cual apoyarse. Yo también me había sentido sola, pero no de esta manera, era tan distinto.

- De verdad, gracias, Lina...- me sonrió nuevamente, a lo cual le correspondí con generosidad.- Erik fue demasiado amable al querer acompañarme, a pesar de que comprendía que no era la mejor opción...

La invité a seguir caminando.

- Lo siento mucho, te hice demasiado daño... No era justo.- me detuve al mismo tiempo que ella. Respiré hondo.- Lamento mucho lo que te dije antes, cuando mencioné a tu mamá...

Me mordí el labio.

- Está bien...- miré el piso con atención, vislumbrando los pequeños detalles ubicados en este.- Tampoco es que no hubiese parte de verdad en lo que mencionaste. Ya lo había pensado varias veces con anterioridad...

Claro, así era ahora.
Porque, en el momento en que me lo lanzó, de esa forma tan indolente y despiadadas, me sentí tan humillada y destruída.
Había dado en un punto débil de mí, en mi Talón de Aquiles.

Tomó mi muñeca con suavidad.

- No, Lina, no es cierto...- su mirada brillaba tanto por la humedad que la rodeaba.- Estoy segura de que tu madre tuvo otras razones para aquello... Hay cosas que están fuera de nuestras manos, que se escapan a lo que podemos enfrentar.

Quedé en blanco por unos segundos.

- Bueno, ninguna de las dos la conoció. No creo que valga la pena pensar demasiado en ello o ponerle mucha atención...- puse una de mis manos sobre la suya.- Mejor no hablemos de eso, ya fue. Además, me tengo que ir pronto o jamás saldré de aquí.

Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora