Gisèle
18 años y seis meses atrás
La luz de la ventana me cegó. No podía creer que ya era lunes, otra vez. El ruido de las chicas, todas despiertas, retumbaba en mis oídos de una manera insoportable. No deseaba levantarme, necesitaba estar recostada, quería estarlo y no moverme, no salir, no tener que ver a nadie.
No poseía las energías suficientes.
Hace mucho que había dejado aquel entusiasmo, a sentirlo mío, a brotar de mí. Me volteé, para no verlas, no afrontar esta realidad, porque era de ella que quería escapar. Esta desazón intransigente llegó un día cualquiera para quedarse, para destruír lo que era, quién era y quién soñaba ser. Cerré los ojos, pues solo quería dormir, dormir y dormir.Sentí una presencia acercarse, dignarse a interferir con mi tranquilidad. Su mano se posó sobre mi hombro, haciéndome llegar su calor que parecía devastador, aunque imprescindible.
- Gisèle, amiga...- Camille volvía a verme. Se sentó en el pequeño espacio que había dejado en el borde de la cama.
No le respondí. No tenía ganas de nada.
Escuché su suspiro, su respiración honda y que recalcó su propio pesar, una preocupación causada por mí. Puso una de sus manos en mi cabeza.
- ¿Qué pasa?- las chicas continuaban metiendo ruido. No me inmuté, solo veía la pared. Sentí cómo empezó a hacerme cariño, tan suave, tan dulce que me estaba quemando, rompiendo por dentro; su cariño comenzó a mover miles de emociones, me sentía tan miserable.- Gisèle, debes de prepararte.
Me giré un poco, con una lágrima escapándose. La dejé caer, sin intentar secarla. La miré sin fuerzas, tratando de que entendiera que ya no me quedaba nada, absolutamente nada.
-¿Te duele algo? ¿Te sigues sintiendo mal?- comenzó a hacer fuerza para sentarme. Se había levantado con rapidez al ver que me giraba para verla. Negué con la cabeza.- Estás tan pálida...
Divisé el exterior a través de la ventana. Hacía frío, mucho frío, aunque no se comparaba con lo gélido e inerte que se encontraba mi corazón.
- Vamos a desayunar, ¿ya?- empezó a rebuscar mi ropa, la que debía de usar, a pesar de que ya no tenía sentido seguir luchando por un futuro que jamás llegará, que se destruyó por completo.
Hace dos meses todo cambió. Mi mundo entero se transformó.
Notaba en el rostro de Camille cómo mi sufrimiento la había deteriorado también. Se aproximó a mí a medida que me destapaba, dejando de lado las sábanas. Me echó una mirada atenta y me sonrió.
- Parece que amaneciste un poco mejor, eso es muy bueno, amiga- puse mis pies en el suelo, divisando cómo todas iban dejando el cuarto. Por fin, la tranquilidad.
Toqué su hombro, sonteniéndolo con delicadeza.
- Perdóname, perdóname...- las palabras salían de mi boca en un susurro, lleno de sinceridad y vacío de esplendor alguno.
- No, no. ¿Por qué dices eso? No has hecho nada malo, todo está bien.- tomó mi mano y me levantó. Sabía que nada lo estaba, era imposible, pero deseaba consolarme y darme paz, mas no sabía que no podía engañarme.- ¿Lista para cambiarte?
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Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)
Fanfiction(Les prometo que es una historia hermosa♡) Las huellas de la vida van quedando tras las personas con cada paso que dan. Los sueños, la dulzura y el amor rodean y crean todo un espacio en donde el tiempo parece detenerse. Lina, una chica huérfana y a...