Capítulo 13

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Lina

Nos quedamos mirando por unos instantes luego de besarnos. Aquella acción expresó más de lo que, hubiésemos podido decir con palabras.

Me mordí el labio, nerviosa y con una mezcla de emociones que, no podía aguantar. Ya no quería llorar, quería reír de la ansiedad que esto me provocó.

- ¿Te quedarás esta noche? - pregunté, de la nada. Su reacción fue de una leve sorpresa, sonrió.

- No, me iré. No puedo arriesgarme a estar en este lugar...- miró todo a su alrededor y me pareció aturdido, quizá por los miles de recuerdos que lo consumían.

- ¿Estás seguro?- todavía vacilaba. No me podía ver hablando con tanta normalidad con él. Aún estaba consternada.

- Sí, además, a tu madre no le gustaría. No fue lo que acordamos. - me senté en la cama. Estaba agotada, en todos los sentidos.

- Mañana...- ¿por qué quería entregarme a esta alegría, pero no podía? Él tampoco parecía aceptarlo del todo. Cuando las cosas suceden así de rápido, simplemente te marean y, luego, te hacen recapacitar y hacer un antes y después. - Mañana es viernes.

- Sí, es viernes. Mañana regresas a casa. - se sentó a mi lado, pero sin pegarse a mí. Manteníamos un espacio personal.

- Podrías...- mis corazón latía con rapidez. - Podrías venir a buscarme e ir juntos a casa. Mamá, me había dicho a inicios de semana que, tal vez, no podría volver con nosotros. Ya sabes, su trabajo...

Así era, en efectivo. Durante aquellos ratos en que, la sala de clase quedaba vacía por unos minutos conversábamos de temas diversos, pero sin tocar nada más complejo. Fue ahí que, me dio la noticia. No sabía cómo tomarla, sabiendo que estaría sola con Erik, pero ahora ya no importaba mucho, pues algo había cambiado.

- ¿Estás segura?-  me miró duditativo.

- Muy segura, sino no te lo pediría. - le sonreí con dulzura.- No quiero volver sola, Erik, y me gustaría hacerlo contigo.

Aquello pareció alegrarlo.

- Está bien, te vendré a buscar. Te esperaría en la misma calle por la que, me hiciste entrar en la Ópera.

Hice memoria y asentí.

- Podemos regresar caminando, me gustaría mucho. Así, el paseo se hace más largo. - no sabía si esta dulzura, era por lo que él me hacía sentir o por la felicidad que me daba su compañía. Eran ambas, realmente.

- Está bien, a mí también me encantaría. - me acerqué a él, buscando apoyar mi cabeza en su hombro y relajarme. Estaba realmente agotada, más que otros días e intuía el por qué, pero no quería que fuese así.

Logré mi cometido y me quedé ahí, mirando el tocador de mi madre, mientras Erik parecía mirar el espejo. El espejo... ¿Qué tenía aquello que le llamaba tanto la atención? No quise preguntar, era bastante bonito. Debía de ser eso. No quise atraer ciertos pensamientos en este instante, no deseaba rememorar comentarios que, no quise, jamás, escuchar.

Pasamos unos segundos así, sumidos en nuestras propias mentes. Cada uno en su propio mundo, intentando encontrar una explicación inexistente para lo que estábamos viviendo. Parecía lindo, en un futuro, pero quién sabe si era realmente lindo o si, realmente, teníamos un futuro juntos.

Mi ánimo no estaba muy bien. Lo podía notar a miles de kilómetros de distancia.

Al rato, mi madre abrió la puerta, viéndonos en la misma posición y admirándose de que, algo se hubiese reparado.

Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora