Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)

Capítulo 45 - Final

Hola, personitas encantadoras!♡
Espero que se encuentren muuuy bien y demasiado felices! ^^
Como dice el título, este es el último capítulo de nuestra historia y eso me apena demasiado, pero... Teníamos que dar este gran paso. Traté de que quedara lo más hermoso posible, completo y "perfecto", por lo que, aproveché mucho el tiempo que me quedaba :D. Lamento la demora, fue un mes prácticamente, pero, por ello, intenté que fuera excepcional.
Les diría que dividiesen el capítulo en dos al momento de leerlo, pero siempre me sorprenden con su velocidad lectora♡.
Disfrútenlo como nunca, con música o sin ella💕 y háganlo una experiencia fenomenal.
En un ratito más publicaré un mensajito especial para ustedes.
Un abrazo, los quiero!💞😊

Erik

El día había estado transcurriendo rápido y eso era realmente horrible, porque no deseaba que se acabase con tanta prontitud, en especial si es tu cumpleaños.

- ¿Y? ¿Cómo me veo?- me decía Lina, la cual dio una vuelta en su propio eje, mostrándome su vestimenta.

- Te ves radiante, preciosa como siempre.- me quedó mirando con una sonrisa; sus ojos estaban destellando un brillo único.

- Qué tierno eres, Erik.- susurró, sonrojándose levemente.- Tú te ves magnífico.

Me observó de pies a cabeza y viceversa, dando a entender cierto orgullo por mí. Sus mirada se entrelazó con la mía.

- ¿Estás emocionado? ¡Se viene tu fiesfa!- animaba, aproximándose a mí con felicidad.- Bueno, quizá no es una celebración demasiado grande, pero de que cuenta, cuenta.- su sonrisa era deslumbrante.

- Todo lo que viene de ti es importante y grandioso.- comenté, haciendo que se riera.

- Y yo estaré más que agradecida con que lo disfrutes.- tomó una de mis manos.- Te quiero.

- Yo también y...- apenas me vio mover mis labios para seguir, me interrumpió.

- No puedes superar todo lo que te amo, así que...- puso su dedo índice sobre su boca.- Yo te gano.

Me sonreí cuando terminó.

- Eso no lo creo...- comenté, dando un paso hacia delante y colocando una de mis manos en su cintura, atrayéndola hacia mí y pegándola a mi pecho. Una risa nerviosa salió a través de sus labios.

- Prúebamelo.- indicó, para luego, morderse el labio.

- ¿Me estás desafiando?- inquirí, enarcando una de mis cejas.

- No lo sé, dímelo tú.- ella imitó mi último gesto. Nuestras visiones, ya amarradas la una con la otra, hicieron que nuestro alrededor se esfumara. Ya estábamos solos; de hecho, casi siempre éramos los únicos que se hacían cargo de la casa; mas no era realmente importante, no era un impedimento para no aislarnos del resto.

Sin más, cerró sus ojos, eliminando cada posible rodeo a la situación. Así que, por consiguiente, también incentivé la unión de mis párpados, guiándome por instinto, entregándome al cariño, al camino que tantas veces había recorrido ya, emprendiendo este viaje que nos transformaba.

Mis labios hallaron la paz con los suyos, una especie de realidad idílica que nos llevaba de un lado a otro. A través de ese beso, estábamos descubriéndonos el uno con el otro y es que, cada día aprendíamos algo nuevo de la persona que teníamos a nuestro lado.

Sus brazos se enrollaron en mi cuello y me apretaron con intensidad. De esta manera, yo mismo la atraje, a pesar de que ya estábamos tan cerca que era muy improbable llegar más allá, y la contuve.