Lina
- Madame Giry...- la voz de Erik aparecía, interrumpiendo la de mamá y tratando de sacarla, de persuadirla y distanciarla de sus intenciones.
Miré a Camille, quien a su vez estaba admirando a mi madre. Sabía que no estaba entendiendo lo que pasaba y que tampoco guardaba alguna idea ante lo que significaba lo que ella trataba de informarle.
Me mordí el labio, pensando en cómo atraerla a mí. La tomé de los hombros y la apreté levemente. Me fui hincando, bajando cada vez más.
- ¿Qué sucede? ¿Qué pasa?- preguntaba la invitada, hacia la interlocutora que le había querido entregar el mensaje tan dudoso.
Por suerte, Erik había detenido su posible confesión, intuyendo mis pensamientos y las emociones que me acechaban.
- Lo siento tanto...- dijo, aturdiendo más a todos. Solo deseaba que se callase, que por favor se diera cuenta de que este no era el momento. Agradecía que haya aceptado la realidad, su responsabilidad respecto a la verdad, pero no entendía por qué ahora exactamente.- Perdóname...
- No logro captar lo que quiere decir, Madame...- Camille se expresaba ya algo agotada; para ella debió de ser suficiente el tener que divisar a mi novio, recordando todo lo que estaba detrás de él. Cerré mis ojos, conteniéndome.
Noté cómo me ardía el vientre, estaba demasiado incómoda y tensa. Sin percatarme, el apretón que le estaba ejerciendo se volvió más fuerte. Aquello llamó su atención, pues lo que consideraba "suave" anteriormente, había dejado de serlo hace unos pocos segundos. Las lágrimas que habían comenzado a nacer estaban mezcladas entre el dolor físico y la congoja de mis sentimientos.
- Lina...- estaba sintiendo algo de frustración, escuchando cómo mamá insistía en decirle, aunque solo estuviese hablándolo con Erik, pues este no dejaba de demostrar su anhelo por ayudar en la situación.- ¿Te sientes bien?- y comencé a sentir algo que percibí como frío en aquella zona tan delicada, incluso existiendo la respectiva quemazón. Me asusté de inmediato, a pesar de que aquello fuese imperceptible en el exterior.
- Necesito pararme...- susurré, quejándome.- Quiero sentarme...- estaba convirtiéndose en algo imposible de soportar.
- Sí, sí, mi querida...- escuché decir a la mamá de mi amigo con su voz tan dulce y gentil. Se removió y trató de levantarme, pero le costó de sobremanera. Me era arduo el ayudarla en esta tarea, sentía que el mínimo movimiento me afectaría inconmensurablemente y ya solo quería comenzar a sollozar de lo fatal que era esto para mí.
No sé cómo, pero unos pasos sonaron y atravesaron el piso. Noté al instante que unas manos se posaban detrás mío y al percibirlas tan seguras, tan protectoras, supe de quién eran. Me dejé llevar, pues no cabía en mi cabeza otro intento para valerme por mí misma.
Casualmente, sin quererlo de esta manera, logré que los demás se fijaran en otra cosa que no fuese esa pequeña discusión que se formaba a causa de la porfía de mamá.
- Ya está, Lina, ya está...- su voz tan suave, solo para mí, llegó a mis oídos y me abrazó con firmeza. Me pegué a él, sin dudarlo, y oculté mi rostro mientras apretaba su camisa. Sus manos se ciñieron a mi espalda, cuidándome. Mi respiración estaba agitada.
Me estaba doliendo demasiado, era realmente increíble toda la molestia que me estaba causando. Ya tenía muchas sensaciones unidas en una como para creer que podía soportar por más tiempo sin decir nada, sin escapar por cuenta propia de aquella pesadilla que se formaba lentamente.
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Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)
Fanfiction(Les prometo que es una historia hermosa♡) Las huellas de la vida van quedando tras las personas con cada paso que dan. Los sueños, la dulzura y el amor rodean y crean todo un espacio en donde el tiempo parece detenerse. Lina, una chica huérfana y a...