Capítulo 16

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Erik

3 años después.

Miro por la ventana, admirando el paisaje. Veo que, el sol llega a mis ojos encandilándome. Me niego a creer que, haya pasado otro año.

No puedo acostumbrarme a la idea de que, el tiempo te cobra momentos, la vida sin darte cuenta. Una sonrisa se forma en mis labios por la nostalgia que embriaga esta mañana.

¿En qué momento cambió todo?
¿Cómo fue que, nuestras vidas llegaron a este punto? No logro evitar el brote de una lágrima furtiva, rodeada de recuerdos y pasajes demasiado claros, la cual sequé de inmediato.

Ahora, en el presente.

Desperté temprano. La luz de la noche todavía tomaba lugar, aunque no tardaría en aparecer el sol con todo su esplendor. Miré a mi alrededor, sonriendo al reconocer la habitación de Lina.

Me giré para verla. Justo estaba dada vuelta en mi dirección. Otra sonrisa salió de mis labios. Estaba sumida en un sueño profundo y sus boca estaba levemente abierta.

Acerqué una de mis manos a su rostro y acarcicié su mejilla izquierda. Su piel era tan tersa y suave. Me encantaba poder tenerla a mi lado, junto a mí.

Recordé lo que sucedió anoche. No puedo creer lo agitado que se encontraba mi corazón en aquel momento. La angustia que había sentido durante las dos jornadas posteriores al reencuentro con Christine había cedido ante la revelación de la verdad. Estaba demasiado claro, estaba enamorándome de Lina.

No, me corrijo, no era así. Ya lo estaba, sin lugar a dudas, completamente embriagado por su encanto, por su belleza interna y externa. Sin embargo, cada día aquel sentimiento crecía y crecía, haciéndose más fuerte y brindándome la felicidad de ser correspondido.

De amar y ser amado.

Cómo siempre había anhelado.

Se me hace difícil, algo vergonzoso, rememorar cómo me sentí anoche al verla tan hermosa frente a la ventana mientras cepillaba su largo y precioso cabello. Acercarme a ella fue lo de menos, porque lo que vino después me sorprendió.

El tacto de mis dedos sobre su cuello despertó algo intenso en mí. Me sumí en lo que estábamos viviendo, dejando todo de lado y concentrándome en que, esto era lo que deseaba en mi vida, para mi vida. Y Lina también lo sabía.

Cuando la di vuelta hacia mí, estaba nublado y rodeado de un fuego que empezaba a crecer. Besarla fue el punto cúlmine para lo que percibía. Sus labios entremezclados con los míos hacían una fusión exquisita que nunca antes sentí.

Atraerla hacia mí y depositarla en su cama me hizo ser consciente de que, estaba dispuesto a cruzar el punto del no retorno con ella, a su lado. El verla cerrar sus ojos y sentirme con fidelidad me corroboró que, ella también lo anhelaba. Posar mis labios en su cuello, me hizo casi perder el control.

Al llegar a su clavícula, pensé si aquello era lo realmente correcto. Pensé en ella, en cómo se sentía de verdad. Me pregunté si, en serio, lo deseaba. Entonces, su respuesta fue lo que esperaba y me encontré feliz de su sinceridad, de demostrarle mi respeto a Lina. Algo como lo que estaba a punto de suceder era demasiado importante, tanto para ella como para mí.

Aparté un mechón de cabello de su cara y vislumbré una de sus sonrisas furtivas. Estaba dormida, pero reaccionaba a los estímulos. Me quedé a su lado, admirándola y me acerqué, para rodearla con uno de mis brazos. Se apegó a mí, acomodándose. Estaba feliz, era feliz a su lado. Ella se había convertido en la luz de mis días y lo había sido desde nuestro encuentro en el bosque.

Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora