Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)

Capítulo 31

Hola, mis queridos lectores!🥰💕
Ay, en serio que estoy demasiado "mimisqueada" en este instante. Terminé el capítulo y no paro de sentirme emocionada a full. Espero que les guste mucho y... Que sus corazones resistan más que el mío mientras escribía💗😊. Disfrútenlo! (Demasiados sentimientos para mí xD♡).

Lina

Nos estábamos abrazando, mientras tratábamos de seguir el ritmo de la música. Al menos, aparentábamos movimiento y no estorbábamos al resto.

No podía creerlo, hace unos dos minutos o algo más habíamos terminado aquel beso que nos llenaba de amor mutuo.

Me dijo "Te amo". No lo podía aceptar como real todavía, era tan hermoso que se sentía como un sueño, pero lo estaba viviendo, me encontraba despierta y ambos estábamos tocándonos, observándonos con aquella decisión de la declaración.

- No quiero parar de escuchar tu corazón- confesé, arrimada a su pecho y escuchando sus latidos acelerados. Estaba con toda la adrenalina por delante.

- Yo no deseo soltarte y desprenderte de mis brazos.- dijo, sacándome una sonrisa tan fidedigna que no quería quitarla de mis labios.

- Me parece perfecto, porque se siente tan bien estar a tu lado, aquí, pegada a ti...- lo apreté un poco más con el enlace que tanto añorábamos.

- Aunque, pienso que deberíamos salir de la pista. Digo, para darle la oportunidad a otros de bailar.- hice un puchero, mirándolo directamente a los ojos. Rio un poquito.- Podemos ir a nuestro lugar especial, ¿lo recuerdas?

Otra sonrisa en el rostro de ambos.

- Claro que lo recuerdo, ¡Cómo olvidarlo después de tal sorpresa!- comenté con entusiasmo. La felicidad que sentía era incomparable y completamente desboradada.

- Entonces, ¿qué te parece?- preguntó con una voz un poco más grave. Me encantaba todo de él. Acarició mi espalda con dulzura.

- Vamos, no perdemos nada con ello.- contesté. Entonces, ambos asentimos como si con ello nos diéramos un mensaje secreto o algo parecido.

Comenzamos a pasar por entre las personas, pero de un modo que no levantase sospecha, sino tal cual nos fuéramos a servir algo de comer o tomar. La comida estaba deliciosa, podría haberme llevado uno de esos bocados, pero era inimaginable en un momento así, en el cual no pensábamos en nada... ni en nadie, en cual todo pasaba a un segundo plano.

Lo siento, Bruno, de verdad. No me di cuenta en el primer instante de lo que podría estar pasando por tu cabeza. Ni siquiera te devolví la mirada antes de partir con Erik. Perdóname, te explicaré cuando llegue la oportunidad indicada.

Siguiendo con lo anterior, nos fuimos desplazando ágilmente entre los individuos, siempre con un entusiasmo especial y genuino. Nuestras manos entrelazadas estaban cálidas y encajaban perfectamente.

Nos trasladamos despacio, atentos al resto, a si alguien nos veía, aunque el traer máscaras nos ayudaba demasiado a pasar desapercibidos, de tal manera que, una pequeña tranquilidad nos llenaba el corazón.

Era tan mágico estar en la Ópera después de lo ocurrido que, no se nos pasó la idea de irnos a casa simplemente. Era una velada que ninguno de los dos olvidaríamos jamás, incluso a pesar del paso del tiempo. Ocasiones así de bellas eran imposibles de dejar atrás.

Mientras subíamos, nos mirábamos cómplicemente, asumiendo que estábamos profundamente unidos por algo más especial de lo que imaginábamos. Lo amaba, él me amaba y nos lo habíamos dicho sin falta, de forma directa.