Capítulo 15

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Lina

Luego de la conversación con Christine me dirigí al cuarto de dormir. Aproveché que, me encontraba sola para liberar parte de la pena que sentía. Mi corazón estaba a punto de estallar, de explotar del dolor que estaba sintiendo. Evoco lo sucedido la noche en que Christine nos descubrió.

Cómo Erik fue hacia ella. Cómo la llamó "Mi Christine". Cómo la abrazó, mientras seguía tendida en el suelo. Cómo me destruía y derrumbaba por dentro sin consideración.

Lo siguiente sucedió demasiado rápido. Me vi como mera espectadora ante una película que no deseaba ver. Las manos de Erik pasando por el rostro de ella, despejándolo, mientras la miraba con dolor, con lágrimas en sus ojos, para luego posarlos en mi madre con el miedo de saber si había arruinado todo.

Me encontraba detrás de él, admirando su figura esbelta, reconociendo hasta el más mínimo resquicio de culpa en su ser. ¿Culpa de qué? No estábamos cometiendo ningún crimen.

Más tarde, cuando se hubo recuperado de su conmoción, el silencio construyó un puente entre nosotros. Christine parecía tranquila, en paz, como si estuviese durmiendo.

- Mamá...- susurré. Me esforzaba por mantener la compostura.

- Lina, debes irte de aquí. Vuelve a tu cuarto. - dijo, mirándome. Se dirigió a Erik. - Tú también, debes marcharte.

Lo vio seria, dura. También lo quedé observando.

-Erik - atiné a decir. Me acerqué a él, tocando su mano y tomándola.- ¿Estás bien?

- Sí, lo estoy. - su voz era demasiado inexpresiva. - Madame Giry, ¿está segura de que Christine estará bien?- se soltó de mí, dejándome vacía.

- Sí, lo estará. No es necesario que, te preocupes más por ella. Fue la impresión, solo eso.- notó cómo me había puesto.- Todo estará bien, en serio.

Asentí, intentando creerlo, sabiendo que me estaba engañando, pero necesitaba aceptarlo como posibilidad.

- Me quedaré aquí con ella.- lanzó Erik, de la nada. Aquello me palarizó nuevamente.

- No, no lo harás. Te dije que te fueras.- respondió mi mamá. Su mirada ocultaba su preocupación, opacándola con su molestia creciente. Miré el piso, apesadumbrada.

- Erik, mi mamá tiene razón. Deberíamos irnos, no sería bueno quedarnos aquí. Ya ha sido demasiado...- tomé su brazo con la intención de jalarlo, pero me vi sorprendida por él.

- ¡Basta!- dijo, casi en un grito. Me quitó el brazo con brusquedad. Quedé paralizada. - Vete tú si lo deseas. Yo no me moveré de acá.

Abrí mis ojos con impresión. Lo quedé viendo fijamente, consternada y dolida. Tardé en reaccionar una milésima de segundo.

- ¿Qué? ¿Por qué me vienes a tratar así?- le contesté, alzando la voz, pero sin exagerar. - ¡¿Qué derecho crees que tienes a tratarme así?!

Noté que, mi forma de actuar también lo impactó.

- Lina, contrólate.- mi mamá llegó a mi lado y puso sus manos en mis hombros.- Ven, vamos.

- ¿Acaso crees que le va a pasar algo por habernos encontrado?- forcejeé un poco con mi mamá. Me quedé quieta en mi lugar. - Ella no es una muñeca de porcelana. Es un ser humano igual que tú y que yo.

Dio un paso hacia mí, mirandome imponente. Yo estaba igual que él.

- Pero parece que, ni siquiera te das cuenta de que también te has equivocado, ¿no? Porque vives en tu mundo de fantasía apenas la ves, apenas escuchas su nombre.

Los Límites de Nuestro Amor Eterno (Un fanfic de "El Fantasma de la Ópera)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora