Aparecimos en la cubierta del Argo II sanos y salvos. No dijimos nada, directamente cada uno volvió a sus tareas.
Se notaba que el ambiente estaba bajo.
Decidí ayudar como pudiera a Leo, de modo que bajé las escaleras que daban al sótano.
Él trabajaba y yo le pasaba las herramientas, pero ambos en silencio.
-Se acabó - dijo para romper el hielo - Ni Elena ni el mundo. ¿Por qué tenemos tan mala suerte?
-Supongo que no podemos conseguirlo todo.
-¡Si no hemos conseguido nada! - gruñó.
-Ya, pero... Quién sabe, quizá aún podamos hacer algo bien.
-Andy, el tiempo no pasa igual en el Inframundo. Faltan 2 horas escasas para el medianoche del día 20. Se acabó.
-¿Y qué hacemos en esas dos horas?
-No sé...
De repente, algo atravesó el suelo y, tras chocar con el techo, cayó detrás de las calderas.
-Ay.
Abrimos la boca a causa de la sorpresa.
No, no podía ser cierto.
-¿Elena? - probamos Leo y yo.
-¿Una ayudita para salir de aquí? - Su voz sonaba amortiguada por el metal.
-¡Elena!
Cuando conseguimos sacarla de detrás de la pared, vi que su pelo era una maraña enredada color añil y morado.
-Vaya, Elena. Estás diferente - bromeó Leo - ¿Te has... cortado el pelo?
-En realidad me ha crecido más. Y ahora me cambia de color cada dos por tres.
-Y te envuelve un aura plateada - rematé, riendo.
- Se me olvidó ese pequeño detalle.
-¿Qué te ha pasado?
Tardó unos 10 minutos en contarlo todo: su pequeña aventura en el Inframundo, la conversación con su tío Osiris y la reciente muerte de su madre.
-Cuánto lo siento, Elena - traté de consolarla.
-Sé lo que es que te arrebaten a tu madre - masculló Leo - Te comprendo perfectamente.
Cuando sacó de la nada la enorme espada de bronce y plata, casi me da un yuyu.
-¡Qué preciosidad! - silbó Leo - ¿Me la regalas?
-Soy la única que puede tocarla sin que su poder me abrase el alma.
-Eh... Mejor quédatela.
-¿Y de qué eres diosa?
-Creadora. Puedo hacer aparecer cualquier cosa que mi imaginación pueda crear.
Una sonrisa maliciosa asomó en mis labios.
-Los demás están en la cubierta. ¿A cuántos les dará un ataque cuando te vean?
-A todos - confirmó Leo - Por cierto, debería subir al timón.
-¿Para qué?
-Para redirigir. ¿Qué os parece si nos quedamos las dos horas restantes de la humanidad en casa de Enrique?
Subimos a cubierta. Nadie pareció darse cuenta de que Elena estaba allí, porque tenía la cabeza gacha y sus rostros seguían serios.
-¡Eh! ¿A qué viene esa cara? - gritó ella.
Todos levantaron la cabeza. Al principio, miraron a Elena con sorpresa. Después, con alivio.
Sadie se acercó a ella y le pegó una colleja.
-¡Au!
Y después la abrazó. Ambas soltaron una carcajada y todos se acercaron.
-La próxima vez que nos des un susto así, te mato; maldita sea - gruñó Nico.
-¡Qué casualidad que lo digas tú, siendo un hijo de Hades! - rió David.
Jose se acercó a Elena. Todos enmudecieron, no sé por qué.
-Yo... creía que estabas muerta.
Hablaba despacio, como si saboreara cada sílaba.
-Por un momento, pensé en cerrar los ojos y dejar de luchar. Pero no podía permitirme morir sin volver a encontrarme con tus ojos.
Piper sonrió a mi lado.
Espera. Si al ser hija de Afrodita, sabía el sentimiento mutuo entre dos personas...
-No - pensé - No puede ser verdad.
-Mis ojos no tienen nada de especial - masculló él, toqueteándose el pelo negro.
-Los ojos son las ventanas del alma. Y me gusta tu esencia. Es tan pura que...
No sé cómo pensaba terminar, y creo que nunca lo sabré. Porque Jose la atrajo hacia sí y la besó. Fue un beso apasionado y a la vez desesperado. Ella, sin embargo, se dejó llevar, con los ojos cerrados y el corazón, supuse, a mil por hora.
-Me alegro por ella - murmuró Nico - Ha encontrado a su príncipe.
Lo miré, confundida.
-¿Pero tú no la...?
Él soltó una carcajada, pero en voz baja, para que nadie lo oyera.
-¡Dioses, no me refería a ESE tipo de amor! La quiero como una hermana, el tipo de cariño que le tengo a Hazel, o incluso a Bianca.
Pronunció el nombre de su hermana con dificultad, como si fuese una palabra complicada en un idioma desconocido.
-En fin, el caso es que yo no la quiero como novia, sino como amiga. Como la quieres tú, o David, o alguno de los demás.
-Sin contar a Leo, Carter y Sadie, supongo.
Nico negó con la cabeza.
-Lo suyo es amor fraternal. Sin embargo, no diré que es un sentimiento más fuerte que el que tienen mutuamente esos dos.
Piper se juntó a nosotros, con su perenne sonrisa.
-Son una pareja adorable - señaló.
Ahora no se besaban, pero se habían cogido de la mano y se encaminaban bajo cubierta.
-Dejadlos solos cinco minutos - pidió Carter - Aún recuerdo cuando creí haber encontrado a mi chica ideal...
-Por favor, Carter, no cuentes esa historia. Es demasiado larga - pidió Sadie.
Él asintió y, junto a David y Frank, fue a la armería.
Miré durante unos segundos la puerta por la que había desaparecido mi amiga y volví a contemplar a mi compañero.
-¿Qué tal llevas eso de... tener un hermano pequeño?
Él se encogió de hombros.
-Ya tengo a Hazel. No será tan diferente.
-Pero él es un chico.
-Ya - dijo él con sencillez.
Decidí no indagar más. Así que pensé en nuestro nuevo destino.
No conocía a Enrique, pero por lo que había oído de él, era un chico fantástico.
Acaricié la borda mientras los motores zumbaban y poníamos rumbo a Brooklyn.
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CRÓNICAS DE UNA SEMIDIOSA
Fanfiction(Puede contener spoilers de Percy Jackson, Los Héroes del Olimpo y las Crónicas de Kane) Hay veces en las que tu vida da un giro de 180 grados y te ocurren cosas que pensabas que eran producto de tu imaginación. En resumen, hay veces en las que la m...