22. Andrómeda Jackson

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En el Argo II todos dormían, excepto yo. Me había pasado toda la noche soñando con Elena. Miré el reloj: las 6 de la mañana del día 15. Aún teníamos un viaje largo hasta Egipto.

Salí a la cubierta, aún en pijama, y vi a Leo manejando el timón.

-Deberías tomarte un descanso, Leo.

-Soy el único que sabe manejarlo. Además, no puedo dormir.

-Es por Elena, ¿verdad?

Asintió despacio.

-Nico también está pasando una mala noche - añadió, señalando a lo alto del mástil.

-Y no es el único.

Nos dimos la vuelta y vimos a Jose, David, Carter y Sadie en la puerta que daba acceso a las habitaciones. Jose, a saber por qué, llevaba unas enormes gafas de sol que le tapaban los ojos.

Preferí no preguntar el motivo.

-¿Y los demás?

-Como si les hubiesen hechizado - dijo David - Están los seis durmiendo plácidamente.

Una sombra se deslizó por el mástil y Nico se adelantó, con una manta en los hombros.

-¿No podéis dormir ninguno?

Todos negamos con la cabeza.

Nico resopló y se sentó con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en el casco, junto al timón.

Todos hicimos lo mismo y estuvimos durante dos horas mirando las estrellas.

-Estará en el Elíseo, ¿no? - supuso Jose

-No veo ninguna razón por la que no... - empezó Nico.

Se calló de repente.

-¿Qué pasa? - preguntó Carter.

Como respuesta, Nico se llevó un dedo a los labios. Hubo un silencio inmediato.

-Leo, ¿Jason y Frank no roncaban un montón?

-Sí - dijo él, tranquilo. Después, pareció darse cuenta de lo que Nico quería decir; su cara se puso pálida y, con voz temblorosa, añadió:-Sí.

-¿Habéis entrado en sus habitaciones? - preguntó Nico, alarmado - ¿Habéis visto cómo dormían?

-No - admitió David - La puerta estaba cerrada por dentro.

La cara de Nico se puso pálida (algo difícil)

-Leo, pon el piloto automático. Venid, rápido.

La primera habitación del pasillo era la de Jason. Leo tocó la cerradura con el dedo índice y la puerta se abrió.

Ahogamos un grito.

La habitación de Jason estaba destrozada. Estaba todo roto y revuelto y, lo más alarmante, Jason no estaba.

-Hay varios indicios de pelea - comentó David,, examinando la estancia - Mi teoría es que algo despertó a Jason, éste opuso resistencia y, aunque trató de impedirlo luchando, al final se lo llevaron.

Eran las 8 y cuarto de la mañana cuando terminamos de mirar todas las habitaciones. Algo (o alguien) había secuestrado a Jason, Piper, Hazel, Frank, Percy y Annabeth.

Recorríamos el pasillo de vuelta a la cubierta cuando empezó a hacer frío.

Mucho frío.

Muchísimo frío.

-¿¡Pero qué diablos...!? - gritó Sadie tiritando.

Se apretó contra Carter, que también tiritaba.

CRÓNICAS DE UNA SEMIDIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora