43. Jose Stone

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Genial.

Esto iba de mal en peor.

En primer lugar, podíamos ir ólvidándonos de que los dioses vinieran a ayudarnos.

Ni los griegos como los egipcios.

Genial.

En segundo lugar, la única nueva aliada que teníamos era una hija de Hermes de pelo morado que no tenía ningún plan.

Solo contaba con la velocidad de su padre, su astucia, su talento de la manipulación y su habilidad para robar.

Fantástico.

La única entrada a la caverna estaba bloqueada mágicamente y el hechizo en el que era necesaria la sangre de mi amiga ya debía de haber sido realizado, a juzgar por el temblor.

Y no tenía pinta de ser muy amable.

Maravilloso.

¿Estábamos asustados?

No.

Estábamos aterrados.

Las palabras que rasgaron el aire silencioso fueron tan reconfortantes que (esto no me lo invento) Carter le plantó un beso en la mejilla a Andy, que se sonrojó hasta las orejas, como yo minutos antes y Sadie se lanzó al cuello de David, que parpadeó, confundido.

-Ven aquí, chaval, que te voy a devolver al Tártaro de una patada en el culo.

CRÓNICAS DE UNA SEMIDIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora