19. Elena Kane

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Tuvimos que caminar largo rato para llegar al Búnker 9, un gran edificio de piedra caliza de 30 metros de altura. Solo tuve que tocar la puerta para abrirla y entramos.

Vi como mis compañeros se quedaban sin aliento.

La cueva era del tamaño de un hangar para aviones, con innumerables mesas de trabajo y jaulas de almacenamiento, hileras de puertas del tamaño de las de un garaje a lo largo de cada pared y escaleras que subían a una red de pasarelas situadas en lo alto.

Había herramientas por todas partes: elevadores hidráulicos, sopletes para soldar, monos aislantes, palas neumáticas, carretillas elevadoras, además de algo que se parecía sospechosamente a una cámara de reacción nuclear.

Había tableros de anuncios cubiertos de planos gastados y desvaídos. Y armas, armaduras, escudos... pertrechos de guerra por todas parte, muchos solo parcialmente acabados.

Colgada de unas cadenas había una vieja pancarta tan desvaída que casi no se podía leer. Las letras estaban en griego, pero sabía lo que decían: BÚNKER 9.

-¡Guau! - fue la única palabra que consiguió decir David.

-Es... impresionante - lo secundó Carter.

-Ojalá Andy pudiera verlo... - murmuró Jose

Vi un tablón de anuncios vacío y colgué el plano del Argo II.

-Bueno, chicos. A...

Entonces empecé a oír voces. Puse el dedo índice sobre mis labios para indicarles que se callaran y Jose se lo dijo a Andy al oído.

-Escondeos - murmuré

En poco rato, me quedé sola en medio de la plataforma.

Extendí las manos cuando las puertas se abrieron.

Lancé un rayo de hielo y un vapor helado inundó la estancia.

-Pero qué... - exclamó una voz de chica.

-Quíone, ya has intentado matarnos 5 veces - se quejó un chico - ¡Ya te vale!

-¡Tengo una maza de un kilo con tu nombre puesto! - gritó una voz familiar.

-¿Leo? - pregunté dudosa - ¿Leo Valdez?

- Sí. El hermanastro de Elena. Ya sabes... ¡la chica que mataste ayer!

-¡Ay, dioses! ¡Perdón! - grité, derritiendo el muro de hielo sólido que había creado.

Y allí estaba Leo. Pero no iba solo. Eran 7, igual que nosotros: 4 chicos y 3 chicas. Todos tenían pinta de tener 15 o 16 años.

-Pero... tú no eres Quíone - dijo la misma chica de antes.

Su pelo rizado y sus ojos eran marrones. Su piel era oscura y llevaba unos vaqueros y una camiseta púrpura con las letras SPQR en oro.

-Ya decía yo que la notaba cambiada. Quíone nos habría matado directamente.

El chico que había hablado era alto y rubio, con ojos azules eléctrico y tenía una cicatriz en el labio superior en forma de media luna. Vestía unos vaqueros y la camisa púrpura con las letras SPQR en oro.

Entonces vi que algunos me sonaban. Primero estaba Leo, claro.

Una de las chicas era Piper Mclean, la líder de la cabaña 10 (la cabaña de Afrodita)

Tenía el cabello corto de color marrón chocolate cortado desparejamente además de tener unas pequeñas trenzas bordeando su rostro. Usaba una cinta blanca trenzada en el cabello Sus ojos cambiaban de color como un caleidoscopio: marrón, azul, verde, etc.

CRÓNICAS DE UNA SEMIDIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora