42. Andrómeda Jackson

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Cuando Jose volvió con la chica del pelo morado, creo que todos fruncimos el ceño a la vez.

-¿Qué problemas pueden tener los dioses?

La chica cogió aire.

-Tifón.

-¿¡Otra vez!? - chillaron Percy, Annabeth y Nico.

-¿Otra vez? - repetí, confusa.

-Cronos utilizó esa artimaña en la batalla de Manhattan: distraer a los dioses con el gigante tornado Tifón mientras él tomaba el Olimpo con la única oposición de cuarenta semidioses y las cazadoras de Artemisa.

-Serán... - Hazel dio un pisotón.

-Puedo luchar, si aceptáis mi ayuda.

Nos miramos entre nosotros un instante.

-Cuantos más, mejor. Estás dentro.

-Espera, ¿y los dioses egipcios?

-Apofis.

Los hermanos Kane abrieron mucho los ojos.

-Estás de broma, ¿no?

-Me temo que no. Esos dos rompieron la prisión de su sombra. Ahora está débil, de modo que los dioses pueden ocuparse, pero...

-¿Y por qué has traído tú el mensaje? - replicó David.

Ella se toqueteó unos mechones cortos que bordeaban su rostro. Me recordaba tanto a mi mejor amiga...

-Iba a venir mi padre, pero lo interceptaron y ya que a yo no estaba cuando pasó lo de los zombis escorpión...

-¿Tu padre?

-Hermes, dios de la velocidad, los mensajeros y los ladrones.

-¿Y cómo sabías que tenías que entregar el mensaje si lo interceptaron?

-Porque me encontré con él un poco antes. Me lo dijo todo sobre la situación y me pidió que, si le pasaba algo, os entregara yo el mensaje.

-¿Entonces... tienes algún plan?

-No sabía en las circunstancias en las que os encontrábais. El plan depende de vosotros. Y supongo que la vida de Elena Kane también.

CRÓNICAS DE UNA SEMIDIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora