39. Andrómeda Jackson

296 39 0
                                    

Cuando la Gran Pirámide tembló tan violentamente, solo pudimos caernos al suelo.

-¿No lo habrá hecho de verdad? - pregunté, temblando.

Jose nos lo había explicado todo y no me lo podía creer.

Simplemente no podía.

-Algo me dice que no la derramado voluntariamente - una mueca de disgusto apareció en la cara de Nico.

Habían bloqueado la entrada a la caverna.

Chicos listos.

-¿Probamos entre todos?

Empujamos, tiramos, descargamos nuestros poderes (los que los tenían) y utilizamos armas de todo tipo.

Nada.

-Probad vosotros otra vez.

Nico, Hazel y Jose negaron con la cabeza.

-Ese muro es demasiado fuerte para nosotros, aunque unamos fuerzas.

-¿Y qué hacemos, entonces? ¡Tenemos que ayudar a Elena!

-Sabe cuidarse solita - dijo Carter - Y mientras que lo hace, buscaremos otra entrada. Jose, tú has estado ahí dentro. ¿Has visto alguna grieta, alguna cueva secundaria, algo?

Lo miré, esperanzada.

-No. Las paredes son rugosas, pero no hay ninguna imperfección.

-Entonces, solo hay una manera de entrar ahí: dioses y semidioses trabajando juntos - dijo Percy.

-Y dioses y magos - replicó Sadie.

-También. Pero no tenemos ningún dios así a mano, ¿sabéis?

-¿Entonces qué hacemos?

Nadie sabía qué hacer.

Nadie sabía cómo entrar en aquella caverna llena de monstruos.

Nadie sabía cómo ayudar a Elena.

Nadie sabía cómo evitar el fin del mundo.

CRÓNICAS DE UNA SEMIDIOSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora