Llegué a mi casa asustada, agotada, conmocionada y muchos otros "adas" Me comí los espaguetis rápidamente y me levanté de la mesa.
-Cariño, ¿te ocurre algo? - me preguntó mi madre, poniéndome una mano en el hombro.
-No, solo quiero aprovechar cada segundo del verano.
Me examinó la cara y sonrió.
-A ti te ha pasado algo.
-¿Qué? ¡No!
-Cariño, te conozco. Cuéntame. Y dime la verdad.
-No te lo creerás.
-Prueba a ver.
Le conté todo lo que había pasado. Cuando terminé, era mi madre la que tenía la cara del tipo ay-dios-me-ha-atacado-un-monstruo-horrible-y-casi-me-mata.
-No puede ser - murmuró - No puede ser.
-Te dije que no te lo creerías - dije yo, levantándome de nuevo.
-Cariño, necesito hablar contigo sobre 2 cosas.
-¿Cuáles? - pregunté yo, sentándome por segunda vez.
-Sobre tu padre... y sobre tus primos y tu tío.
-O sea... que me ataca un monstruo y tengo que ponerme a hablar contigo sobre 4 familiares, entre los que se incluye mi propio padre, que me han ignorado durante tantos años. Yo creo que no, mamá.
-Elena Kane, vuelve aquí ahora mismo - dijo mi madre, mientras me alejaba por el pasillo. De repente, me puse a flotar dentro de una especie de... silueta verde. Floté hasta la sala de estar, donde me esperaba mi madre con los ojos verdes y aterricé en una silla enfrente de ella. El verde de sus ojos desapareció.
-Cariño, tú no eres normal. Tu padre... es un dios griego.
-A ver, a ver, a ver. Tiempo muerto. ¿Qué mi padre es...?
Sin esperar a que siguiera, mi madre asintió.
-¿Y quién es?
-Tu favorito.
Aquella frase me cayó como un cubo de agua fría, pero respondí sin vacilar.
-Hefesto, dios de los herreros y del fuego.
-Y yo tampoco soy normal en muchos sentidos. Mi madre es Atenea, la diosa de la sabiduría. Tienes ¾ de sangre divina en tu cuerpo.
¿Qué de qué?
-Pero si tu madre es Atenea... ¿cómo has hecho lo de la silueta verde flotante?
-Esa pregunta nos lleva al segundo punto. Tus primos y tu tío.
No quería hacer nada, llegado aquel punto. Solo quería escuchar, escuchar disparates totalmente ciertos sobre mi familia.
-Tu tío y tus primos son... magos. Magos egipcios.
-¿Y tú también, verdad?
Ella asintió.
-Y tú también. Sigo la senda de Isis, la diosa de la magia. O al menos, seguía.
-¿Qué pasó? - pregunté yo, cada vez más nerviosa.
-Mi hermano descubrió que me había casado con un dios de otra cultura y me dio a escoger: o a ellos o a él y a ti.
-Y te quedaste con papá y conmigo.
-Sí. Tú tenías unos 3 años y no podía dejarte sola.
-¿Y cómo es posible que tú seas hija de Atenea y tío Amos no?
-Tu abuelo tuvo a Julius y a Amos y se separó de tu abuela. Después, se casó con Atenea y me tuvo a mí.
-¿Quién es Julius?
-Tu otro tío, que se convirtió en Osiris por accidente.
-O sea, si tengo ¾ de sangre divina griega y ¼ de sangre divina egipcia...
-Casi toda tu sangre es divina, solo un poco se "contagió" de sangre mortal. Eso impide que seas una diosa.
-Y lo que nos ha atacado, ¿qué era?
-Una de las Benévolas de Hades.
-Las Furias...
-Elena, los nombres tienen poder. No te refieras a los dioses y monstruos directamente.
-Vale.
-Y hay algo más... - dijo mi madre, sacándose una cajita del bolso.
Vale, si me salía con algo más increíble aún, echaba la pota.
¡Por Dios, que tengo 13 años!
-Los dioses te eligieron para un importante cargo: ser la Guardiana de la Magia. Y entre todos, hicieron esto.
Abrió la caja y me tendió una pulsera plateada con un amuleto plateado de forma circular colgando. El amuleto tenía un marco azul y dentro, mis iniciales con una bonita caligrafía en azul: E.K
-¿Para qué es? - dije yo, cogiéndola.
-Te dará los poderes de todos los dioses, griegos y egipcios. También puede transformarse en distintas armas. Tocas el amuleto y piensas en un arma.
Obedecí y la pulsera se convirtió en una preciosa espada de un metro con la empuñadura de cuero y el amuleto de la pulsera incrustado entre la hoja y la empuñadura. La hoja era de tres colores: dorada, marrón bronce y negra.
-Todas las armas estarán hechas de los 3 metales divinos: oro imperial, bronce celestial y hierro estigio. Solo puede matar monstruos, magos y semidioses, pero si tú lo deseas, también podrá matar mortales. Para cambiar de arma o volver a convertirla en una pulsera, simplemente toca el amuleto y pídelo.
La espada se encogió y tras volver a su forma original, se metió en mi muñeca.
-No podrás quitártela y se volverá invisible cuando no la utilices- me advirtió mi madre - Y si vas a decírselo a Andy, dile solo la parte de que tu padre es Hefesto.
-Vale. ¿Por qué?
-Porque la combinación de magias es muy poderosa... para bien y para mal.
-De acuerdo. Y tengo una pregunta más.
-Dime.
-Si la pulsera la hicieron entre todos los dioses (incluido Hades), ¿por qué me atacó la Benévola?
-No lo sé, pero estate alerta. ¿Vale? Eres la Guardiana más poderosa que ha existido jamás, Elena. Estoy orgullosa de ti.
Cuando vi el gesto de mi madre, me asaltó la duda.
-He sido una egoísta por mantenerla a mi lado... - murmuró - Deben de saberlo ya, así que tendrá que irse...
-¿A qué te refieres, mamá?
Mi madre no dijo nada y no hacía falta que dijera que no quería seguir hablando del tema, de modo que le mandé un WhatsApp a Andy: Nos vemos en el descampado en 10 min, OK?
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CRÓNICAS DE UNA SEMIDIOSA
Fanfiction(Puede contener spoilers de Percy Jackson, Los Héroes del Olimpo y las Crónicas de Kane) Hay veces en las que tu vida da un giro de 180 grados y te ocurren cosas que pensabas que eran producto de tu imaginación. En resumen, hay veces en las que la m...