1) LA PETICION

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-Bien, se preguntaran porque los mandé a llamar solo a ustedes tres. -dijo Corrado mirándonos con bastante entusiasmo, sin dejar la mirada seria y fria que lo caracterizaban siempre.
-Pensaran que abran hecho algo malo, pero nó. Al contrario, les tengo una noticia o mas bien una nueva encomienda. -dijo deteniendo sus pasos frente a Loui.

Nos tenia parados frente a el como si fueramos la linea al fusilamiento, pero a nuestro patron le gustaba tratarnos así, con bastante frialdad y dureza. Y no era de esperarse, era un viejo podrido de dinero, sumamente respetado e importante en la ciudad. Un empresario multimillonario que se abia dedicado toda su vida a los negocios importantes de entradas y salidas de barcos a la ciudad, donde se cargaban alimentos, medicamentos, ropas y demas cosas a fábricas y empresas muy reconocidas. Lo que lo distinguia?, Tambien comercializaba con paises donde las ayudan no eran muchas. Estaba pensando para que seria yo bueno ahora cuando lo escuché llamar a su secretaria. Mara llegó con unos papeles y se los dio.

-Bien, aqui cada cual tiene el cumplimiento de su nuevo contrato. -dijo enseñándonos los papeles.

-Quiero que sepan que haré un viaje importante de negocios. Estaré fuera unos meses, por tal razón voy a confiarle a ustedes tres mis mas importantes preocupaciones. Ya saben entonces porque los llamé. Son tres de mi mas fieles trabajadores. No tengo ni que decirlo. -dijo dándonos una mirada bastante seria a los tres, no sin dejar de detenerse frente a mi.

Mis ojos se cruzaron con su mirada fria y seria, pude sentirme algo incómodo y trague saliva algo nervioso. Lo cierto era que desde la noche anterior me sentia algo inquieto. La cocinera me abia dicho que Corrado se iria por unos meses y que nos iba a sorprender. Le dije como sabes eso?, y la chica no quiso decirme nada mas.
Pero yo era inteligente y sumamente malicioso y sabia que trabajar con Corrado no era fácil. Lo abia hecho por exactamente 15 años y lo cierto era que el viejo confiaba mucho en mi.

-No los haré esperar mas. -dijo mirándonos por enécima vez.
-Loui, tu te harás cargo de la casa y la servidumbre. Todo el que entre y salga de este lugar y todo lo que se haga en el cairá en tu máxima responsabilidad. -me entendistes?, tienes algun problema con eso?, -le dijo al chico mirándolo bastante serio.

-No señor, ninguno. -dijo el chico mirando los papeles.

-Bien, entonces luego firmaras en la oficina.

Lo ví caminar frente a Moncada y tragué saliva con dificultad ya que el próximo seria yo.

-Moncada, Moncada, -dijo el viejo y se rio algo malicioso.
-Tu estaras a cargo nada mas que de mis negocios. Sabes a lo que me refiero verdad? Te pongo en tus manos una importante labor. Sabes a todo lo que te atienes me entendistes?, tienes problema con eso Moncada?

-No, no señor, ninguno. -dijo Moncada mirándolo bastante serio, para luego mirarme a mi.

Tragué saliva otra vez, me sentía nervioso y sabia perfectamente porque Moncada me abia mirado asi. Lo cierto era que yo me abia esperado tal encomienda para mi. No lo entendía. Yo era uno de los mas fieles trabajadores en aquella casa y por decirlo así la mano derecha de Corrado. Entonces la izquierda seria Moncada pensé sarcásticamente.
Pero el sarcasmo se me fue cuando ví que Corrado se detenia frente a mi.

-Y tu Cayetano, te preguntaras cual es tu encomienda.

Lo miré nervioso pero no dije nada.

-Escúchame bien Cayetano, -dijo mirándome fijo a los ojos.

-Lo escucho señor, -dije nervioso.

-Tu te harás cargo de mi hija. -dijo el viejo dejándome super perplejo.

-Queeeee?, -dije incrédulo. No podia creer lo que me decia.

-Serás el Guardaespaldas de Oneca, serás responsable de todo en cuanto a ella. No la dejarás sola ni un solo momento, ni un solo instante. Lo que haga mi hija o deje de aser es de tu incumbencia Cayetano. Lo que le pase será tu problema.

Me quedé frio, no me creia todo aquello, sabia que Corrado tenía una hija, pero yo jamás en quince años que llevaba en aquella casa trabajando abia visto la chica. Sabia que tenia 18 años, asi es que tan solo abia tenido tres años cuando yo abia pisado aquella casa. Por dios era una niña. Dieciocho años, era todo una mocosa. Me incomodé mucho y Corrado se dio cuenta.

-Hay algun problema con eso Cayetano? -dijo mirándome bastante serio.

No podia quedarme callado, jamás lo haría, asi que exploté sin reparos lo que sentia.

-Señor perdóneme pero lo que me pide es imposible, o sea pensaba que mi encomienda seria otra.

El viejo me fusiló con la mirada, se mostró reacio a mi respuesta y se molestó.

-Cayetano te atreves a contradecir mi orden, en quince años que llevas sirviéndome jamás he escuchado un no de tu boca. Si te encomendé esa labor es porque confio plenamente en tí. Me has defraudado, esto es inconcebible Cayetano. -dijo furioso Corrado.

Me sentía nervioso, inquieto, miré a Loui y a Moncada y me miraban incrédulos. Se veian igual o mas sorprendidos que yo. Tragué saliva y me armé de valor para hablar.

-Lo siento Señor Corrado, yo, yo me retracto de lo que he dicho. A, acepto mi encomienda Señor, le pido que me disculpe, solo, solo no me esperaba esto. -dije tragando saliva otra vez.

Se acercó mas a mi y sin dejar su mirada fija y penetrante me habló.

-Mi hija es la luz de mis ojos Cayetano, y sé que en tus manos estará mas que segura. No me defraudes hijo. -dijo dándome una gran palmada en el hombro.

-No lo haré señor. -dije casi en un hilo de voz.

-Bien, perfecto, ya les encomendé su labor, su misión. Pueden pasar a la oficina para firmar el contrato y para darles mas especificaciones de su labor. Ya en dos dias viajaré, asi es que confio en ustedes chicos.

Fueron las últimas palabras que escuché en aquel momento antes de entrar a la oficina a firmar mi contrato como Guardaespaldas de la hija de Corrado Luca, el empresario mas rico de todo aquel lugar.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora