Al abrir los ojos no tardé en darme cuenta que había estado inconciente. Por cuánto tiempo?, no sabía.
-Al fin despiertas niña, ya me estabas preocupando, -rio con sarcasmo.
Lo miré aturdida, estaba frente a mi cama sentado en una silla y fumaba sin dejar de observarme.
Fue entonces cuando recordé lo que había pasado. Me había llevado hasta el cuarto tirándome sobre la cama y sin decir palabras se me fue encima a los golpes. Fueron tan salvajes sus cachetadas que logró partirme el labio inferior y morarme un ojo, dejándome inconciente. Fui a levantarme asustada de la cama con miedo de que se repitiera aquella salvaje escena y el me lo impidió.
-A donde crees que vas?, -dijo ejerciendo fuerza con la mano.
-Abusador, eres malvado, -dije llorando, -mira como me has pegado. -grité limpiando la sangre de mi boca.
-Mira como me has provocado, no juegues con mi paciencia Aurora. -dijo dándome una palmada sobre la mejilla.
-Ahora mira como estás para la boda. -dijo pasando un dedo por mi labio partido.Me bajó una lagrima mojándo su mano y el la secó.
-No vuelvas a enojarme, -dijo levantándose de la silla.
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(Corrado)
-Ya todo está bajo control Cayetano. Por lo pronto no quiero que salgas de esta casa. Ya no confió en nadie. -dijo el viajo mirándome serio
-Señor, por favor. -dije caminando tras de el.
-Basta Cayetano, la confianza se ha perdido. Mira donde está mi hija ahora. -dijo llamando por su celular.
Iba a seguir convenciéndolo pero el viejo estaba reaccio. No confiaba ya en mi y eso me calcomia por dentro.
-Maldito seas Moncada, -dije haciendo mi mano un puño.
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Después de ducharme esa noche empecé a sentirme un poquito mejor. Aún adolorida, pero estaba limpia y fresca. Me dirigía a la cocina a comer algo y al pasar por el pasillo ví una luz encendida. Me llevé la mano al corazón y la escena me dejo atónita. Moncada estaba justo frente a la nevera y vestía solo con una toalla blanca sobre su cintura. Su cabello recien cortado estaba mojado y se veía tan varonil y sexy que olvidé completamente la paliza que me había dado. Me quedé helada. Era un hombre alto, atlético, sus ojos verdes brillaron.
-No sabía que estuvieras despierta -dijo dejando una botella de whisky en la encimera.
-Venía por algo de comer, pero ya se me ha quitado el hambre. -dije virando para irme.
-Oyeeee, espera, -dijo firmemente.
Lo miré mientras se acercaba.
-Porque no celebramos y nos relajamos un momento?, -dijo mirándome raro.
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EL GUARDAESPALDAS
RomanceOneca Aurora, una chica de dieciocho años, engreída, caprichosa, arriesgada, hija única del empresario millonario, Corrado Luca. Al morir su madre en un accidente de tráfico, su padre la empezó a concentir en todo. Cayetano Ruiz, trabajador fiel...