Al salir de aquel hospital mi angustia se intensificó. La razon?, estaba de noche y las cosas allí no estaban saliendo como lo abía esperado. Abia ido a la ciudad solo con la intención de comprar algunas cosas, entre ellas comida y ropa, pero la realidad era otra. Caminaba como podía queriendo llegar a donde recordaba abía sido el accidente, necesitaba mi motora y mi mochila, pero el dolor en mis costillas me imposibilitaba caminar. Me detuve a buscar aire ya que me sentía sofocado.
-Oneca, Oneca, -dije sentándome en un banco cerca de la acera.
Busqué mi celular entre mi ropa y cuál fue la sorpresa al no encontrarlo. Tampoco traía la mochila donde guardaba mi cartera y mi arma.
-No, no, no, no, no puede ser, no, maldita sea, maldita seaaaaaa, -grité furioso al ver que lo abía perdido todo.
Miré a todos lados a sabiendas de que era blanco de persecución y me levanté rápidamente.
-La moto, la moto, necesito mi motora, -dije tratando de llegar al lugar del choque. Tio, tengo que llamarlo, Dios, necesito un teléfono. -dije desesperado mirando a todas partes.
No podía creer lo que me pasaba. Me encontraba allí solo, sin dinero, sin celular y sin transporte. Por si fuera poco estaba golpeado y casi no podía caminar. Había perdido mi arma y era un blanco para la policía, aparte de eso alguien me asechaba. Las cosas se me abían salido de control. Tenía que hacer algo, pero tenía que hacerlo ya.
-Piensa Moncada, piensa.
Al llegar al lugar del choque mi semblante cambió totalmente. Mi motora no estaba. Empecé a respirar con dificultad y mi corazón empezó a palpitar con bastante fuerza. Tenía corage, mucho corage.
-Donde demonios pasaré la noche?, donde?, -me decía a mi mismo.
En la calle hacía frio y empezaba a caer una molesta lluvia. El dolor en mi cuerpo era insoportable y ya tenía hambre. Miré a todos lados en busca de alguna respuesta y recordé a la chica del hospital.
-Kate, -dije recordando su nombre.
Caminé nuevamente hacia el hospital y me dirigí a la mesa de información.
-Señorita, -dije mirando a la chica de la mesa.
-Si?, buenas noches.
-Hace un rato me atendieron aqui, no, no recuerdo, no recuerdo las personas que me trajeron porque estuve aturdido, mareado, ya ni sé, porfavor solo necesito el nombre de esas personas, me urge darle las gracias.
La chica me miró desconfiada pero para mi suerte aún llevaba la cinta en la mano, la cúal se la enseñé rápidamente.
-Miré, aqui, aqui está todo, -dije enseñando mi mano.
Ella sonrió y empezó a buscar en una larga lista.
-Aqui están, -dijo finalmente enseñándome unos nombres seguido de algunos datos personales.
-Gracias, -dije dándo un golpecito sobre el tocador, alejándome a toda prisa, sin mirar atrás.
****************
-Que pasa?, porque tanta insistencia al llamar? -dijeron del otro lado antes de abrirse la puerta.
-Hola, -dije secamente mirando la cara sorprendida de la chica.
-Pa, pa, pasa algo?, -dijo bastante nerviosa al reconocerme.
Miré a todos lados antes de bajar la vista al suelo por un momento para luego entrar a la fuerza a aquella casa. Ella dio unos pasos hacia atrás asustada y en el momento que iba a gritar le tapé la boca.
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EL GUARDAESPALDAS
RomanceOneca Aurora, una chica de dieciocho años, engreída, caprichosa, arriesgada, hija única del empresario millonario, Corrado Luca. Al morir su madre en un accidente de tráfico, su padre la empezó a concentir en todo. Cayetano Ruiz, trabajador fiel...