Pasaban y pasaban los días. Mis malestares cada vez eran peor, no sabía que me pasaba hasta esa tarde cuando me miré al espejo y ví mi vientre bastante abultado. El corazón me dio un vuelco pensando en lo tonta y necia que abía sido al no prestarle atención a mi cuerpo.
-Dios mio, -dije tocando mi panza.
-Que te pasa?, -dijo alguien a mis espaldas.
Lo miré curiosa y rei sin saber como.
-Has notado mi cuerpo diferente?, -dije mirando su reacción.
-Porque preguntas niña?, tan ingenua y necia eres?, -dijo el acercándose.
-Lo sabías tu, y ahora dime que vas aser conmigo? -dije nerviosa
Lo vi tragar en seco y pasando su mano por la barbilla, se acercó.
-Que esperas tu que yo haga contigo?, -dijo devolviéndome la pregunta.
Lo miré nerviosa y sin bajarle la mirada me llené de valor.
-Me gustaria que formaramos una familia, que te olvides de tu sed de venganza y que lo dejes todo atrás antes de que las cosas se salgan de control.
Su mirada cambió a una de sorpresa y como si le hubiera hecho alguna gracia empezó a reir a carcajadas.
Su sarcasmo me fastidio.-Eres odioso y repugnante, eres el ser mas despreciable que he conocido. La vida quiere darte una oportunidad y no la aprovechas maldito arrogante. Ni siquiera un hijo te importaaaaaa?, -le grité
-Yo no pedi un hijo, yo no queria esto, no estaba en mis planes. Todavía no he llevado mi plan a cabo, cuando tu te empeñas en jodermelo quedando embarazada.
-Maldito infeliz, no me embaraze sola, tu sabías lo que hacias, -dije furiosa dándole golpes en el pecho.
-Ese hijo no debe nacer, y si nace no estará a tu lado. Lo llevaremos a cualquier casa adoptiva, ya me basta contigo maldita mocosa ingenua. -me gritó furioso sosteniéndo mis manos.
-Te vas a arrepentir de esto, te lo juro Moncada, yo misma voy a verte cuando le supliques piedad a mi padre, a Cayetano, te odio maldito traidor y sueltáme las manos, que me sueltes, -dije forcejeando.
-No me hables de Cayetano, te prohibi que lo hicieras, -decia furioso empujándome hacia la pared.
-Quita tus manos y dejame ir, sueltame, sueltame, -seguia en el forcejeo con el.
-No quiero golpearte Oneca, no me provoques, ya basta, basta, -dijo tirándome a la cama.
Empezé a llorar al verlo salir furioso por la puerta tirándola con todas las ganas.
****************
Seguian pasando los días, las semanas, ya mi vientre abía crecido tanto que ni siquiera tenía ropa para ponerme. Ese día llevaba un camison de Moncada, me miraba al espejo y veía lo mucho que abía cambiado.
-Que serás bebe?, una niña?, un varoncito?, -decia acariciandome el vientre.
-Oneca, -dijo Moncada entrando de golpe al cuarto.
Lo miré sobresaltada.
-Iré a la ciudad, me urgen unas cosas, te lo advierto, no te pases de lista. Cuando vuelva no quiero sorpresas, me entendistes. -dijo serio sin apartar su mirada
No le contesté nada y seguí mirándome al espejo.
-Oye niña te estoy hablando, -dijo jalándome el brazo.
-Llévame contigo Moncada, -dije en un ruego.
-Eres tan complicada, no puedo llevarte, lo sabes Oneca.
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EL GUARDAESPALDAS
Roman d'amourOneca Aurora, una chica de dieciocho años, engreída, caprichosa, arriesgada, hija única del empresario millonario, Corrado Luca. Al morir su madre en un accidente de tráfico, su padre la empezó a concentir en todo. Cayetano Ruiz, trabajador fiel...