23) VAS A SUPLICARME

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-Que miras tanto? -dijo el amenazando con la mirada, ya que era lo único que podia hacer.

-Me pregunto solo una cosa, que esperara mi sobrino para acabar contigo.

-Son unos cobardes los dos, me tienen amarrado.  Que lo que quieren no es venganza?, entonces que esperan? -dijo Cayetano tratando de levantarse de la silla.

-Estás vivo por el,  yo ya te hubiera metido un tiro, -dije caminando hacia el pero me detuve al escuchar un ruido afuera.  Salí a mirar pensando que era Moncada, pero al parecer se trataba de algún animalillo.

****************

Aún medio dormida, escuché pasos sobre las hojas y levantándome muy rápido empezé a vestirme para luego esconderme detrás de un gran árbol.  No me sentía con energías de luchar contra el.  Era evidente que estaba decidido a llevarme a la casa.   Moncada se detuvo en seco, pasó su mano sobre su rostro sudado y entrecerro los ojos sin dejar de mirar hacia todos lados.  Percibí su lucha y sentí miedo.  Lo ví caminar unos pasos en dirección al árbol y supuse que me había encontrado.  Ese fue mi mayor error.

-A donde vas?, a donde vas?, niña tonta.  -gritó el furioso al verme salir corriendo como una loca.

Supuse que me perseguía y no me equivoqué.  Solo bastaron unos minutos para que me alcanzara y empezé a gritar del susto, al sentir  sus manos sobre mi cintura, haciéndome caer al suelo seguido de el.  Sin apartar los ojos de mi cara tomó mis brazos entre mis costados sin dejarme mover.

-Se acabó, se acabó. -dijo con la mirada llena de furia.

-Cuando mi papá me busqué acabará contigo, -dije forcejeando.

-Oh si, tienes razón, -dijo sarcástico inmovilizando más mis brazos.

-Desde luego que sí, estás muerto ya Moncada, y no lo sabes, -le grité riendo con la mirada llena de lágrimas.

Me observó con los ojos centelleantes.  Se puso rígido.

-Mírate princesa.  Eres la primera mujer que me habla así y desde hoy empiezas a respetarme.  -dijo dándome un golpe sobre el suelo.

-Oh por favor, -le imploré.

-Sabes, perdiste la oportunidad de escapar Aurora.  Voy a volver a proponerte un trato.  -dijo poniéndome de pie bruscamente.
-Caminaaaaaa -gritó empujándome.

Al llegar a la casa me preguntaba una y mil veces que haría el conmigo.  Me mataria?, Me encerraría?.  No tarde en saberlo.  Me llevó hasta el cuarto dejando la puerta abierta.

-Llama a tu papá -dijo dejándome sin palabras.

-Que? -dije sorprendida.

-Dile cualquier cosa, que estás bien, que eres feliz, lo que sea. -dijo dándome su celular.

-Y porque tendría que mentirle de esa manera yo a mi padre Moncada.  Es que acaso si tienes miedo que mi padre venga por mi y acabe contigo?, -dije sin dejar de mirarle sus ojos.

-No quiero complicar la cosa Oneca.  Ya hice un trato con tu padre y lo cumpliré, soy un hombre de palabras.  -dijo provocandome un mar de risas.

-Esta bien, voy a llamarlo, le diré que soy féliz, pero deja libre a Cayetano.  Dejálo libre y te juro que me quedaré contigo hasta que tu digas.

Moncada soltó una carcajada y su mirada brillo. 

-Me portaré bien, lo prometo. -dije nerviosa.

-Me gusta cuando pones esa cara de niña buena, -dijo acercándose.

Tragué con dificultad.

-Tu y yo tenemos ideas diferentes sobre lo que es portarse bien.  -volvió a decir hechando un mechon de mi pelo hacia el lado.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora