-Que ocurre? -pregunté al verlo tan pensativo. Parecía preocupado.
-Nada, nada, no he dormido bien anoche.
-Si ya me di cuenta Moncada. Estabas parado en medio de la puerta a las tres de la mañana. -dije con una sonrisa a medias.
-Son pesadillas que tengo a menudo. Sueño cosas raras.
-Como qué?, -dije acercándome
-Me asechan, me persiguen, -dijo el con la mirada ida hacia la pared.
-Tal vez sea la conciencia avisándote cosas Moncada.
Me sostuvo fuerte del antebrazo jalándome hacia el.
-No empieces a fastidiarme. Me importa un bledo mi conciencia Oneca. -dijo molesto soltándome.
-Tranquilo, pero no fumes tanto por favor. No es bueno para la salud. -dije viendo como encendía un cigarro.
-Voy a salir a correr un rato -dijo saliendo por la puerta.
*******************
El cielo estaba lleno de nubes negras y media hora más tarde empezaron a caer las primeras gotas. Moncada volvió cubierto de sudor pero tan guapo como siempre, con una camisilla y pantalón corto.
-Quieres un café?, -dije viéndolo llegar
-Si, -dijo secándose el sudor de la cara. -luego volvió a hablar.
-Oneca, acaban de enviar una alerta....se acerca tormenta.-Tormenta?
-Tenemos que cerrar todo muy bien, estamos en plena orilla y es bastante peligroso.
-Que estás diciendo?, -dije asustada
-En serio, ven conmigo niña
Horas mas tarde ya todas las ventanas estaban clausuradas y la luz se había cortado. Se había desatado una fuerte tormenta con rayos y truenos que hacían retumbar aquella casa. Se escuchaban las olas azotando lado a lado y los nervios se apoderaban mas de mi. Estabamos sentados en el suelo, justo en el pasillo de la casa.
-Tengo mucho miedo, -dije temblando
-Está empeorando, -dijo el alumbrando a todos lados.
Sentí un escalofrió y lo miré.
-Tu has tenido miedo alguna vez?, -dije mirando sus facciones.
-Si, -contestó él, -Cuando murió mi papá.
Desee no haber hecho aquella pregunta pero ya era tarde para eso. Tragué con dificultad y quise apaciguar la cosa.
-Hace frio, estoy asustada, -dije nerviosa.
-Ven chiquilla, -me empujó contra su pecho.
Pasé mis manos sobre su cintura y puse mi cabeza sobre su pecho, cerrando los ojos. Por un momento me empecé a sentir segura a su lado y pude jurar que estaba sintiendo bastante mas por el de lo que ya temía.
-Todavía tienes frio?, -dijo el con su voz en un susurro.
-No, todo lo contrario, -reí levantándo la mirada.
Por un momento nos miramos los dos en silencio. El fue el primero en hablar.
-Será mejor que me levante del suelo. -dijo con una sonrisa sincera.
-Quédate, -murmuré con nerviosismo
-No debería Oneca
-Por favor, quédate -volví a decir.
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EL GUARDAESPALDAS
RomanceOneca Aurora, una chica de dieciocho años, engreída, caprichosa, arriesgada, hija única del empresario millonario, Corrado Luca. Al morir su madre en un accidente de tráfico, su padre la empezó a concentir en todo. Cayetano Ruiz, trabajador fiel...