Esa mañana me levanté super temprano, bueno la realidad era que ni había dormido. Aún asi me quedé en la cama tratando de reconciliar un sueño que nunca llegó. Me sentía nerviosa. Sabía que Moncada tenía un testigo para el matrimonio y unas personas mas de su grupo. No eran muchas, pero sí las suficientes para sentirme realmente nerviosa.
-Hola hermosa, -dijo una señora entrando al cuarto de repente.
La miré sobresaltada y ella sonrió.
-Soy la esposa de Bruno, estoy aqui para peinarte y maquillarte.
-No hace falta que lo hagas yo sé hacerlo sola, -dije malhumorada.
-No niña, tu novio quiere verte bonita, -dijo tocándo mi cara, para luego sorprenderse.
-Que te paso? -dijo tocando mis moretones.-Para empezar no es mi novio, dile a Moncada que voy a decir todo para que su gente sepa que yo no quiero casarme, sus invitados tienen que enterarse de que todo esto es una falsa. El solo está manipulandome a su antojo pero cuando mi pa,,,, -me quedé sin pronunciar una palabra mas al verlo entrar.
-Discúlpate con Raquel, -dijo enojado.
-Que?, de que hablas?, -tus invitados deben saber la verdad. -dije con los ojos llenos de furia
-Mis invitados, Bruno, Raquel, el Cura, tooodooosss los que veras aqui trabajan para mi Oneca. Crees que dejaría entrar a alguien a esta casa si no supieran lo que está pasando?, -dijo furioso dando sobre el espejo
-Están igual de locos que tu, -dije mirando a la Señora que no dejaba de mirarme con una sonrisa satisfactoria.
-Raquel, alista a la chica y cúbrele bien los golpes, -dijo saliendo por la puerta.
Me quedé anonadada. No sabía que hacer ni como digerir todo aquello. Aquel hombre en verdad era manipulador y arrogante. Lo odiaba, sentía que lo detestaba con mi alma.
-Vamos niña, no tengo todo el día. -dijo con un bolso de maquillajes en mano.
Me senté de mala gana sobre la silla y dejé que lo hiciera. Me sentía presionada.
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-Vamos padre, que la espera no sea tan larga, no quiero posponer esto tanto tiempo. -dije esperando la entrada de Oneca.
Al cabo de unos segundos, ella entró envuelta en aquel traje blanco y un hermoso velo que le cubria el rostro. Por una extraña razón me empecé a sentir nervioso. Un sentimiento se apoderó de mí y me incomodé mucho.
Al llegar a mi lado le sonreí.
-Estás hermosa chiquilla.
-Te odio Moncada -dijo ella entre dientes.
Volví a reir y le sostuve las manos entre las mias.
El cura empezó su dialecto y llegó el momento de la pregunta deseada.
Yo acepté con un sí nada pensado y ella se quedó callada.-Srta Oneca, aceptas?, -dijo el padre una, dos, tres, cuatro veces.
La miré con ganas de matarla allí mismo y le apreté las manos.
-Contesta Aurora, -dije furioso
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EL GUARDAESPALDAS
RomanceOneca Aurora, una chica de dieciocho años, engreída, caprichosa, arriesgada, hija única del empresario millonario, Corrado Luca. Al morir su madre en un accidente de tráfico, su padre la empezó a concentir en todo. Cayetano Ruiz, trabajador fiel...