25) LIBRE

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En unas horas mas nos detuvimos delante de una hilera de apartamentos. No tenía idea ni de donde estaba ya que me abía quedado dormida en el transcurso del viaje. Moncada bajó rápidamente del auto, dando la vuelta y me abrió la puerta, sacandome del asiento con un fuerte tirón. Sin soltarme la mano, me guió hasta una de las puertas de las viviendas de la planta baja y buscó en sus pantalones la llave. Después de abrir, me condujo al interior y cerró con el cerrojo.

-Maldita sea Aurora, dime ahora que has hecho?, -dijo furioso fusilándome con sus ojos verdes

-No, -dije moviendo la cabeza.

-Aurora -dijo haciéndome girar con fuerza para que lo mirara.

Sacó el celular de uno de sus bolsillos y enseñándome la pantalla me gritó furioso.

-De quien es este número?, a quien demonios has llamado?

-Te has traido ese celular?, no es mio Moncada, la chica de la estación me lo presto unos minutos, y tu acabas de hurtarselo. -dijo ella riendo

-Mentirosa, -dijo el tocando mi rostro con la pantalla del celular.
-Dime que has dicho, a quien llamastes Aurora?, donde demonios tenías este celular escondido? No me hagas enojar mas de lo que ya estoy.

-O que?, que harás?, -dije con altaneria.

-Te estas convirtiendo en un dolor de cabeza para mí, y esto me esta agotando mi paciencia. No quiero tratarte con dureza niña, -dijo dándome una fuerte jamaqueada por el brazo.

-Y que quieres que haga dime?, que me quede de brazos cruzados mientras me secuestras, me apartas de mi papá, del hombre que amo y tu como si nada?, -dije explotando en llanto.

El me miró sorprendido. Caminó unos pies hacia el otro lado de aquella habitación y volvió a acercarse.

-Hay cosas que no entiendes todavía, o al parecer no quieres entenderlas. Tu papá no es como parece, Cayetano tampoco lo es Aurora. Tu no amas a ese hombre, lo acabas de conocer.

-No hables mal de mi padre, el es mi todo, aqui al que yo no conozco es a ti, -dije llorando

-Te han mantenido apartada de todo Oneca. -dijo el en un tono mas suave que lograba dejarme pensativa.

-Quieres matar a mi papá, quieres hacerlo tambien con Cayetano, y al final lo harás tambien conmigo, -dije alejándome de el y caminando hacia la puerta.

-A donde vas niña?, -dijo el atravesándose en medio.

-Lejos de ti, -dije tratando de salir por donde mismo abía entrado minutos antes.

-Confia en mi Aurora, -dijo el dejándome totalmente confusa.

-No puedo tomar eso en consideración, -dije nerviosa queriendo escapar de allí

-Desde luego que sí, sabes, eres la mujer mas terca que he conocido, -dijo él acercárdose

Aturdida lo miré fijamente. Mas alla de la furia que el sentía, le veía algo mas en su mirada. Me dio un revuelto en el estómago y me empezé a sentir mareada. El lo notó.

-Que pasa chiquilla?, -dijo sosteniendome

-Estoy mareada, no es gracioso, me siento extraña, -dije ya en los brazos de el.

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Al abrir los ojos pude percatarme que estaba acostada en una cama. Miré a todos lados y era muy poca la luz que entraba a través de aquellas ventanas. Me levanté dándome cuenta que traia solo una camiseta puesta, nada mas. Rápidamente recordé los últimos momentos. El mareo, Moncada, sus brazos sosteniéndome.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora