Amanecio
-Abre la puerta, abre, porque demonios le pasas el cerrojo?
-Que quieres?, -dije molesta al abrir
Ni siquiera dejo que lo hiciera bien, entró de mala manera sosteniendome por mi brazo llevándome de vuelta a la cama, me sentó en ella.
-Nos vamos, ya deje libre a tu padre, así que aligera el paso, tengo bastante prisa, -dijo recogiendo un par de cosas de aquel cuarto y echándolas en un bolso.
-Y Cayetano?, -dije asustada.
Lo ví mirarme incredulo, se veía de mal humor.
-Sabía que llegaría la pregunta, mira chiquilla vamonos, -dijo levántandome de un jalón de la cama.
-No seas torpe, tampoco vas a tratarme como se te pegue la gana maldito traidor. -decia yo tratando de que me soltara.
-Camina y cállate la boca.
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Llegamos al auto. Note que estaba estacionado en la parte atrás de los ranchos. Entonces ví que su mirada era extraña. Miré a su tio quien minutos antes abía llamado a Moncada para hablar a solas con el. Lo vi reir maliciosamente.
-Que, que pasa?, -dije nerviosa.
Se miraron mutuamente, entonces vi como Moncada se acercaba rápidamente y sin darme tiempo a defenderme me amordazo llevándome arrastras hacia el baúl de una camioneta.
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Estaba asustada, amordazada, totalmente indefensa. Estaba dentro de aquel baúl y alli el espacio era demasiado pequeño. Tenia miedo de no saber que harian conmigo. Si abiamos hecho un trato, entonces porque me tenia allí amarrada. Escuché el auto encender y el corazón empezó a galoparme. Los escuchaba hablar, pero no distinguia de que. Me preguntaba una y mil veces para donde me llevaban y donde estaría Cayetano.
Iban muy deprisa y mi cuerpo empezaba a dar golpes de lado a lado contra las latas del baúl. Trataba de gritar pero la mordaza no me dejaba. Empezé a patalear contra la tapa del baúl y escuché el auto detenerse. No pasaron ni cinco segundos cuando ví la tapa subir.-Que demonios te pasa?, -dijo furioso
Lo miré con lágrimas en los ojos tratando de hablar, pero solo me salieron quejidos.
-Si sigues haciendo ruido me veré obligado a sedarte, -dijo dándome golpes en las piernas.
Traté de levantarme pero fue en vano, el volvió a empujarme por la cabeza sobre el baúl.
-Te lo advierto una vez mas, si sigues golpeando la tapa te golpeare yo a ti, -dijo furioso tirando la tapa con fuerza.
Me sorprendieron sus palabras y empezé a llorar. Como era posible que mi padre no se hubiera dado cuenta la clase de hombre que tenía en nuestra casa trabajando.
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-La sedaste Moncada?, -dijo mi tio al verme cerrar la puerta de un tirón.
-Todavía no, vamos a ver si le hacen efecto mis palabras, -dije riendo.
-Donde está Bruno? -dijo mi tio mirando hacia atrás en busca de la otra camioneta donde llevaban a Cayetano.
-Se abrá adelantado, no te apures tio, ya saben lo que tienen que hacer. -dije con odio en mis palabras.
Mi tio no habló mas, estaba envuelto en la ventanilla. Busqué un cigarro y lo encendí, pensando que haría yo con Aurora.
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Estaba media dormida cuando una luz me obligo abrir los ojos. Fue cuando me percaté que habiamos llegado a algún lugar y Moncada sostenía la tapa del baúl mirándome. Seguia de día, no sabía que hora era exactamente pero tenía mucha hambre.
-Voy a sacarte y te quitaré la mordaza de la boca. No grites porque será en vano. Aqui solo estamos tu y yo, -dijo provocándo un retorcijon en mi estómago.
-Y tu tio?, -dije mirando a todos lados, luego de el quitarme la venda de la boca y sacarme del baúl.
-Está donde debe estar, ven muévete. -dijo señalando un camino.
-Que sitio es este?, Crei que ibamos al Hotel del Centro, fue lo que me dijiste. -dije asustada.
-Te mentí, -dijo tranquilamente caminando tras de mi.
Me detuve a mirarlo incrédula.
-No te he dicho que dejes de caminar, vamos muévete.
-En que más me habrás mentido?, Matastes a mi padre?, Que le icistes a Cayetano? -grite asustada
-Te digo que te muevas, apresúrate que viene tormenta. -dijo el empujándome para que caminara ignorando completamente mis preguntas.
Me quede callada y segui caminando hasta llegar a una casa bastante grande. Me quede sorprendida al verla.
-Es, es tu casa?, vives aqui?, -dije admirando lo inmensa y lujosa que se veia.
No dijo nada, solo abrió la puerta principal dejándome entrar primero, y fue cuando verdaderamente me sentí impactada.
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EL GUARDAESPALDAS
RomanceOneca Aurora, una chica de dieciocho años, engreída, caprichosa, arriesgada, hija única del empresario millonario, Corrado Luca. Al morir su madre en un accidente de tráfico, su padre la empezó a concentir en todo. Cayetano Ruiz, trabajador fiel...