17) NOS VAMOS

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Amanecio

-Abre la puerta, abre, porque demonios le pasas el cerrojo?

-Que quieres?, -dije molesta al abrir

Ni siquiera dejo que lo hiciera bien, entró de mala manera sosteniendome por mi brazo llevándome de vuelta a la cama, me sentó en ella.

-Nos vamos, ya deje libre a tu padre, así que aligera el paso, tengo bastante prisa, -dijo recogiendo un par de cosas de aquel cuarto y echándolas en un bolso.

-Y Cayetano?, -dije asustada.

Lo ví mirarme incredulo, se veía de mal humor.

-Sabía que llegaría la pregunta, mira chiquilla vamonos, -dijo levántandome de un jalón de la cama.

-No seas torpe, tampoco vas a tratarme como se te pegue la gana maldito traidor. -decia yo tratando de que me soltara.

-Camina y cállate la boca.

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Llegamos al auto. Note que estaba estacionado en la parte atrás de los ranchos. Entonces ví que su mirada era extraña. Miré a su tio quien minutos antes abía llamado a Moncada para hablar a solas con el. Lo vi reir maliciosamente.

-Que, que pasa?, -dije nerviosa.

Se miraron mutuamente, entonces vi como Moncada se acercaba rápidamente y sin darme tiempo a defenderme me amordazo llevándome arrastras hacia el baúl de una camioneta.

Se miraron mutuamente, entonces vi como Moncada se acercaba rápidamente y sin darme tiempo a defenderme me amordazo llevándome arrastras hacia el baúl de una camioneta

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Estaba asustada, amordazada, totalmente indefensa. Estaba dentro de aquel baúl y alli el espacio era demasiado pequeño. Tenia miedo de no saber que harian conmigo. Si abiamos hecho un trato, entonces porque me tenia allí amarrada. Escuché el auto encender y el corazón empezó a galoparme. Los escuchaba hablar, pero no distinguia de que. Me preguntaba una y mil veces para donde me llevaban y donde estaría Cayetano.
Iban muy deprisa y mi cuerpo empezaba a dar golpes de lado a lado contra las latas del baúl. Trataba de gritar pero la mordaza no me dejaba. Empezé a patalear contra la tapa del baúl y escuché el auto detenerse. No pasaron ni cinco segundos cuando ví la tapa subir.

-Que demonios te pasa?, -dijo furioso

Lo miré con lágrimas en los ojos tratando de hablar, pero solo me salieron quejidos.

-Si sigues haciendo ruido me veré obligado a sedarte, -dijo dándome golpes en las piernas.

Traté de levantarme pero fue en vano, el volvió a empujarme por la cabeza sobre el baúl.

-Te lo advierto una vez mas, si sigues golpeando la tapa te golpeare yo a ti, -dijo furioso tirando la tapa con fuerza.

Me sorprendieron sus palabras y empezé a llorar. Como era posible que mi padre no se hubiera dado cuenta la clase de hombre que tenía en nuestra casa trabajando.

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-La sedaste Moncada?, -dijo mi tio al verme cerrar la puerta de un tirón.

-Todavía no, vamos a ver si le hacen efecto mis palabras, -dije riendo.

-Donde está Bruno? -dijo mi tio mirando hacia atrás en busca de la otra camioneta donde llevaban a Cayetano.

-Se abrá adelantado, no te apures tio, ya saben lo que tienen que hacer. -dije con odio en mis palabras.

Mi tio no habló mas, estaba envuelto en la ventanilla. Busqué un cigarro y lo encendí, pensando que haría yo con Aurora.

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Estaba media dormida cuando una luz me obligo abrir los ojos.  Fue cuando me percaté que habiamos llegado a algún lugar y Moncada sostenía la tapa del baúl mirándome.  Seguia de día, no sabía que hora era exactamente pero tenía mucha hambre.

-Voy a sacarte y te quitaré la mordaza de la boca.  No grites porque será en vano.  Aqui solo estamos tu y yo, -dijo provocándo un retorcijon en mi estómago. 

-Y tu tio?, -dije mirando a todos lados, luego de el quitarme la venda de la boca y sacarme del baúl.

-Está donde debe estar, ven muévete. -dijo señalando un camino.

-Que sitio es este?, Crei que ibamos al Hotel del Centro, fue lo que me dijiste. -dije asustada.

-Te mentí, -dijo tranquilamente caminando tras de mi.

Me detuve a mirarlo incrédula.

-No te he dicho que dejes de caminar, vamos muévete.

-En que más me habrás mentido?, Matastes a mi padre?, Que le icistes a Cayetano? -grite asustada

-Te digo que te muevas, apresúrate que viene tormenta. -dijo el empujándome para que caminara ignorando completamente mis preguntas.

Me quede callada y segui caminando hasta llegar a una casa bastante grande.  Me quede sorprendida al verla.

-Es, es tu casa?, vives aqui?, -dije admirando lo inmensa y lujosa que se veia.

No dijo nada, solo abrió la puerta principal dejándome entrar primero, y fue cuando verdaderamente me sentí impactada.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora