6) A DONDE VAS

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Era las seis de la tarde, ya oscurecia. Veia las noticias del tiempo en el televisor de aquel cuarto cuando ví a Oneca caminar en dirección a la puerta.

-A donde vas? -dije deteniéndola con mis palabras.

-Quiero bajar al lovy del hotel, a las tiendas, al Casino, yo que sé.

-No puedes bajar, debes quedarte aqui.

Me miró molesta, ya me estaba acostumbrando a que lo hiciera.

-No quiero órdenes Cayetano, no soporto que me impongan nada. Estoy cansada de estas cuatro paredes, estoy harta de que ya todos quieran controlar mi libertad. -dijo furiosa.

-Entonces iré yo también. -dije levantándome del mueble.

Me miró peor aún.

-Quiero espacio, quiero que me dejes ya de seguir, -me gritó

-No Señorita Aurora, para eso me pagan, no puedo dejarla sola, lo siento.

-Bien, que quieres que diga entonces cuando me pregunten que relación tenemos? -dijo mirándome sarcástica.

Sabía perfectamente que en el lugar abia control de acceso. Ya abia pasado al entrar a recepción. Nos abian preguntado que eramos y ella no dijo nada. Yo entonces hablé diciendo que era mi hija. Oneca me miró con ganas de fusilarme. Pero no podia llamar la atención diciendo que era su Guardaespaldas. La chica despertaria miradas y seria un blanco para la prensa.

-Pues, soy tu padre no? -dije riendo.

-Mi papá no es tan joven ni guapo como tú. -dijo impulsivamente.

La sonrisa se me desdibujo en la boca y tragué en seco. Como podía aquella chiquilla ponerme tan nervioso?
Me quedé sin palabras. Al parecer ella lo notó.

-Vamos Cayetano, solo iré un rato, subiré rápido, -dijo riendo para cambiar el tema.

Recordé lo que abia visto al bajar al estacionamiento y me inquieté.

-No Señorita Luca, lo siento. Si no bajo yo, tampoco lo hará usted.

-Fiel a mi padre no?, -dijo abriendo de mala gana la puerta, -ven, vamos entonces.

Seguí detrás de ella y al salir miré a todos lados. Nada sospechoso, nada raro. Aún así tenia desconfianza. Al menos abia buscado mi arma. La guardaba sobre mi cintura. Bajamos al lovy y caminabamos uno al lado del otro cuando la escuché llamar.

-Ruiz?, -dijo ella irrumpiendo mis pensamientos.

La miré y pude percatarme que me hacía señas con la mirada en dirección al pasillo. Pude ver dos tipos que caminaban hacia el ascensor. Uno de ellos llamaba por celular y al vernos casi sale corriendo. El otro fue mas discreto y sonrió con Oneca, para luego desaparecer en algún piso.

-Oneca, -dije algo preocupado mirándola.

Ella hizo lo mismo.

-Tenemos que salir de aquí, algo pasa.

-No podemos Cayetano, el tiempo esta mal.

-Ven, ven niña, vamos. -dije casi jalándola por el brazo y volviendo rápidamente al cuarto.

-Que está pasando? -dijo asustada.

-Escúchame por favor. Tenemos que partir de aquí. Tenemos que irnos. Tengo que llamar a tu padre, dije marcando su número. El viejo no contestó.

-Cayetano me asustas.

Le tomé su cara entre mis manos y la miré.

Le tomé su cara entre mis manos y la miré

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EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora