41) ESCONDIDA

30 2 0
                                    

Parecia un día cualquiera, eso creía hasta que pude notar como mi padre y Cayetano hablaban sin cesar. Iba a caminar hacia el establo cuando escuché que mi papá me llamaba.

-Quiero que Cayetano te lleve a la Ciudad. Es hora de que cambiemos la rutina no crees hija? -dijo mi padre en presencia de Cayetano.

-No quiero salir papá, quiero permanecer en casa.

-Esta tarde viene gente importante Oneca, sabes a lo que me refiero, así que he dado el día libre a mis empleados y no quiero que mi hija este aquí.

Miré a Cayetano quien parecía bastante complacido y tragué saliva con dificultad. No había vuelto a verlo desde la última vez ya que había pasado casi una semana.

-Esta bien, como digas papá, como siempre a disposición de tus órdenes. Que no puedo tener libertad en mi propia casaaaaa?, -dije molesta mirando a Cayetano que podía haber jurado que sonreía maliciosamente.

-Las cosas se harán como yo diga y punto, quiero que te alistes, sube a tu dormitorio, arregláte y bajarás lo más rápido posible. Tu Guardaespaldas aqui te esperará.

Miré furiosa a mi padre no sin pasar como una flecha por el lado de Cayetano, dándole con el hombro.

-Maldito padre, maldito,,,,, estoy tan cansada de todo, -dije llorando entrando a mi dormitorio.

Bajé luego de una hora y él seguia allí, en el mismo lugar.

-Al fin te dignas en aparecer, -dijo abrumado.

No dije nada y entré al auto ya que el me esperaba con la puerta abierta. Puse mi cinturón y me concentré solo en mirar hacia el ventanal.

-Relájate niña, no pasa nada, -dijo el con una sonrisa encendiéndo el motor.

En el transcurso del viaje reinaba el silencio. Llevábamos varias horas de camino y ya oscurecía. Iba a cerrar los ojos cuando me dí cuenta que ya habíamos pasado la Ciudad.

-Esperaaa, -dije nerviosa.

El miró con el rabillo del ojo sin dejar de concentrarse en el volante.

-Porque hemos seguido?, creí que mi papá te dijo que me llevaras a la Ciudad. -dije confusa

El no dijo nada, solo siguió la marcha.

-Oye te hice una pregunta, detén el auto Cayetano, que te detengaaaasss maldito sea.

Escuché un frenar de golpe que hizo que mi cuerpo se echará hacia delante, dándole gracias a Dios que llevaba el cinturón puesto.

-Estás loco?, que demonios te pasa?, -dije quitándome el cinto.

-Dijistes que me detuviera no?, púes eso hice.

-No de esta manera, -dije incrédula en busca del cerrojo.

-A donde piensas que vas?, -dijo halándome por el brazo.

-Quita tus manos y no me toques, -decía tratando de abrir la puerta.

-No vas a ningun lado, el Señor Corrado me dió órdenes, y pienso llevarlas a cabo. -dijo el sosteníendome muy fuerte por el brazo.

 -dijo el sosteníendome muy fuerte por el brazo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora