31) ENAMORADO???

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El ruido del mar era ensordecedor y el miedo se apoderó de mí.  Me desperté y me percaté que nos habiamos quedado dormidos en la arena.  Pude entonces estar tranquilo a sabiendas que nadie estaba allí, nadie me seguia.  Observé a Oneca aún con su vestido blanco y su cabello alborotado.  Su rostro brillaba en las sombras de la noche pero su cuerpo yo podía jurar que aún jadeaba de placer.  De nuevo aquella sensación rara se apoderó de mi.  La miré detenidamente y supe que la chica en realidad me atraía bastante.

-Que me pasa?, -dije apretando los ojos.

El corazón me empezó a latir como un tambor al recordar como le había hecho el amor. 

Tenía un sentimiento peligroso.  Había sido debil ya en varias ocaciones, sediendo a mis impulsos varoniles y había buscado el placer en un cuerpo equivocado, en ella.

-No quiero equivocarme, no Moncada no seas tonto. -dije pensando en que cualquier otra mujer me hubiera complacido en mis deseos carnales.

Demasiado fácil ser ciego ahora.  Que demonios me pasaba.  No tenía el deseo de hacerle el amor a otra mujer.  Queria hacerlo con ella.
De pronto recordé las palabras de Simón. 

"No te vayas a enamorar, ten cuidado".

Me di unas manotadas en mi cabeza para ver si asi dejaba de pensar tontedades y me dí cuenta que ella me miraba.

-Pasa algo?, -dijo sentándose medio adormilada.

La miré sin saber que decir en ese momento.  Me había tomado desprevenido.

  Me había tomado desprevenido

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-Sé que volveras a ser el de siempre, aunque haiga pasado esto, -dijo ella con tristeza en su voz.

Tuve que luchar contra el impulso de abrazarla y me reí nervioso.

-Lo siento Oneca, -dije levantándome de la arena sintiéndo como se me llenaban los ojos de lágrimas.
-Camina a la casa, ya casi amanece y habrá tormenta. -dije con la voz entrecortada.

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-No eres el mismo desde que regresastes, que te pasa mi vida.

-Eysan me siento culpable de todo. 

-No digas eso, no es tu culpa.  Las cosas no salieron como esperabas.  Es el riesgo de tu trabajo Cayetano.

-Siempre lo supe Eysan.  No queria ser el Guardaespaldas de nadie, mucho menos de la hija de Corrado.

-No te martirizes amor, ya la chica aparecerá.  Se que Corrado la está buscando como aguja.  De hecho se rumora en la casa que una persona está cooperando.

La miré enarcando las cejas.

-Una persona?, quien Eysan?, dicen algún nombre?, -pregunté curioso.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora