El silencio reinaba en el auto. Llevaba aproximadamente una hora conduciendo cuando la escuché hablar.
-Detente, -dijo con autoridad.
La miré por el retrovisor y hize una mueca.
-Que? -dije confuso.
-Que te detengas te digo.
-Lo siento Señorita Aurora pero tengo órdenes de llevarla al Colegio. -dije sin hacerle mucho caso.
-Como dices? -la escuché decir molesta.
-No voy a determe en ningún lado, si lo hago, lo haré al llegar.
-Quien te crees que eres para contradecirme? -dijo dando un golpe en el sillón.
-Soy la persona que su padre contrato para cuidarla, tengo órdenes estrictas de cumplir mi contrato Señorita. -dije levantando la voz.
-Mire Señor, como se llame.
La interrumpí para recordarle mi nombre.
-Cayetano Ruiz, Señorita.
-Señor Ruiz, hágame el favor de detener el auto, quiero que entres por esa calle y busquemos a mi amiga, ahoraaaa, -dijo furiosa
Volví a mirarla por el retrovisor. La chica estaba llena de corage. Sin lugar a dudas estar a cargo de ella sería un verdadero dolor de cabeza. No quise discutir mas y lleve el auto hasta el paseo, entonces me detuve, decidido a hablarle.
-Discúlpeme otravez, pero vamos directo al Colegio. Esa fue la órden que me dieron.
-Maldito metiche, voy a quejarme con mi padre y haré que lo despida. -dijo abriendo la puerta del auto saliendo a toda prisa.
-Mierdaaaa, -dije quitándome el cinturón y saliendo del auto para alcanzarla.
Caminaba furiosa sin mirar atrás. Iba murmurando, no podía entender nada de lo que decía. Que genio tenía la chica. Que problema, -pensé.
-Le exijo que se detenga, -le grité molesto.
Hizo caso omiso y siguió su camino.
-Oiga, oigaaaaa, -grité furioso yo ahora alcánzandola y sin mas reparos la jalé por la mano.
Se detuvo de golpe mirándome como una leona en celo.
-Disculpa, lo siento, no, no quise reaccionar de esta manera, pero porfavor le suplico que vuelva al auto. Usted es mi responsabilidad.
La vi tragar con dificultad, su mirada brillaba, entonces se acercó.
-No me gusta que me impongan órdenes, solamente se lo permitia a mi padre. -dijo con la misma mirada seria del Señor Corrado.
-Entonces hagálo por su padre por favor, devuélvase al auto. -dije señalando hacia atras.
Volvió a fusilarme con la mirada, entonces caminó hasta el auto.
-Dios, -dije soltando un buen suspiro.
Llegué hasta el auto y volví a ponerlo en marcha. Por el camino nadie dijo nada.
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Llevaba tantas horas esperando en el auto que me abía quedado dormido. Anhelaba un café, asi que salí a comprarlo. Caminé hasta una pequeña tienda de comida rápida y ya con café en mano me senté en una mesa.
No abía ni siquiera dado un sorbo cuando ví llegar un grupo de chicas, entre ellas, Aurora.-Que haces aqui?, te dije que te fueras. -dijo molesta al verme.
Las chicas empezaron a reirse. Una de ellas se acercó y con la mirada puesta en mí habló.
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EL GUARDAESPALDAS
RomanceOneca Aurora, una chica de dieciocho años, engreída, caprichosa, arriesgada, hija única del empresario millonario, Corrado Luca. Al morir su madre en un accidente de tráfico, su padre la empezó a concentir en todo. Cayetano Ruiz, trabajador fiel...