43) NO ME DEJES, NO

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Escuchar aquella detonación despertó en mi corazón el mas feo sentimiento. Solté las manos de aquel hombre que me llevaba arrastras hacia el auto de mi padre con la intención de alejarme a algún lugar muy lejos de allí, y llegué corriendo sintiendo que me desmayaba.

-Que haz hecho?, que haz hecho?, asesino, te odio, te odiooooo, a ti y a mi padre, -gritaba como una loca sobre el cuerpo de Moncada.

-Vamos, vamos Cayetano, vamos, toma a mi hija por un brazo y si tienes que golpearla para sacarla de aquí, lo haces. -dijo Corrado sin importarle nada mas.

-No te atrevas a tocarme, no lo hagas, asesino, -dije levantándome del suelo en busca de distancia.

-Hazle caso a tu padre Oneca, -dijo él con la mirada vacia, todavía con el arma entre las manos.

-Te odio, te odio, tienes tu vida manchada de sangre -dije llorando sin poder controlarme.

-Te dije que te muevas Aurora, -dijo mi padre furioso.

-No iré a ningun lugar a tu lado padre, si lo intentas yo misma te denunciaré.

-Te dije que camines al auto niña, si me pones resistencia haré lo que tu padre me pide.

-Eres capaz?, por Dios, en que te has convertido?, -dije mirándolo asustada.

Cayetano se acercó con la intención de agarrarme a la fuerza cuando escuché unos quejidos.

Cayetano se acercó con la intención de agarrarme a la fuerza cuando escuché unos quejidos

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-Ohh Dios, estás vivo!!!, -grité conmocionada ayudándolo a levantar.

Cayetano miró incrédulo y mi papá saco el arma. Rápidamente me interpuse evitando que volvieran a disparar.

-Vas a tener que matarme primero papá, te juro que amo a este hombre, y no dejaré que le hagas mas daño.

La furia de mi padre fue evidente.

-Muévete Aurora, voy a terminar lo que hemos empezado.

-Basta papá, basta, -decía llorando al mismo tiempo que daba pasos hacia atrás, sosteniéndo a Moncada.

-Señor, alguien ha llamado a la policía, -dijo uno de los tipos.

-Esto no se queda así Oneca, escojistes a este traidor en lugar de tu padre, volveré por ti sabes, -dijo el viejo haciéndole señas a Cayetano para que se movieran.

Miré como se alejaban con bastante prisa y sentí como el mundo se me caía a los pies.

-Estás perdiendo mucha sangre!, -dije desesperada

-Aprieta fuerte, vamos -dijo enseñándome la perforación de la bala.

-Aqui?, oh Dios mio

-Hazlo, maldita sea!

-Eso intento, eso intento, -decía ejerciendo toda mi fuerza posible empapándome toda de sangre.

-Estoy mareado Oneca, -dijo el a punto de caer, perdiendo el equilibrio.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora