28) SILENCIO

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Había pasado exactamente una semana desde la última discusión con Moncada y a decir verdad no le había vuelto a dirigir la palabra para nada.  Lo ignoraba en todo cuanto pudiera.  Sentía que mi odio hacia el se intensificaba cada día mas y mas, pero al mismo tiempo no me quitaba  las ganas de tenerlo sobre mi cuerpo. Que me tocara, que me besara, que me mirara y me hiciera el amor como lo había hecho.  Era curioso aquel sentimiento ya que no había pensado para nada en Cayetano.  Que rayos me pasaba?,  Ni yo lo sabía. Me sentía estúpida.  Sentía mucha atracción física hacía el y no me cansaba de mirarlo.  Su indiferencia me mortificaba ya que no estaba acostumbrada al rechazo, pero lo cierto era que yo era igual o mas orgullosa que el.
Ví que se acercó y de mala gana me habló.

-Voy a salir a comprar comestibles, ya la reserva se acabó.  Solo iré hasta un punto de encuentro con una persona.  El me traera las cosas. -dijo bastante serio.

Lo miré y solo le hice un gesto de indiferencia.  Le había crecido su cabello y ahora lo traía de dos colores.  Su barba se notaba y ya empezaba a verse como era antes.

  Su barba se notaba y ya empezaba a verse como era antes

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No aguanté la curiosidad y estallé.

-Ojalá y te reconozcan, -dije levantándome del sofa.

-Es lo que quieres pero no pasara, -dijo guiñandome un ojo.

Como me enamoraba aquel gesto Dios mio.  Me puse tensa y el lo notó.

-Que pasa Aurora?, que es lo que te está haciendo falta?, -rio sarcástico

-Mi padre y Cayetano. -dije provocando su furia.

-Deberias estar acostumbrada a mi, a nadie mas.  Te lo advertí mil veces.  Que te olvidaras de todo porque no habrá marcha atrás. -dijo cojiendo el arma y poniéndosela en la cintura.

-Abrá marcha atrás Moncada, y cuando pase eso te acordarás de que fui yo quien te advertí.  No te creas tan seguro de ti. -dije abriendo la puerta de salida.

-Te gusta provocarme verdad?, -dijo sosteniendo mi brazo

-Mi papá te busca y te aseguro que te encontrara.  -dije soltando mi mano.

Vi que se quedo en blanco, pensativo, eso me preocupó mas que si hubiera dicho algo. 

-Cuando tu padre me encuentre Oneca,  -cojio una pausa, luego hablo con una sonrisa maligna entre sus labios -lo voy a recibir con una gran sorpresa. -dijo saliendo de la casa.

Sus palabras me cayeron como agua helada.  No sabía a que se refería y no supe que hacer.  Solo me quedé observando como se perdía en la lejanía.

Al llegar la tarde lo ví llegar con unos bolsos bastante grandes.  No le pregunté que eran pero deduje que eran comida.  Encendí el televisor y quise distraerme un poco.  Al cabo de una hora quizas algo mas ví que se apartaba hacia la playa con el celular en mano. No tuve que adivinar que algo andaba verdaderamente mal cuando lo ví entrar a la casa envuelto en furia.

EL GUARDAESPALDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora