Capítulo 13

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Feliz sábado, zorritos!

Espero hayan tenido una buena semana. En mi caso es posible que haya sido la última con tiempo libre en exceso, lo cual es bueno porque el limitarlo me ayuda a ser más productiva y aprovechar al máximo mi tiempo libre, pero también me quita unas cuantas horas. Haré lo mejor por adaptarme y seguir trayéndoles contenido.

Hoy tengo curiosidad, y me gustaría saber quién es su personaje favorito de esta historia y por qué.

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final del cap!

Xoxo,

Sofi

***

De todas las opciones posibles... Odiaba particularmente el bosque, pero ya había llegado demasiado lejos como para detenerse ahí. Que la naturaleza lo intentara, él no cedería. Aunque tuviera que arrastrarse. ¿La diosa lo estaba poniendo a prueba? ¿Lo perdonaría por haber renunciado a su regalo? Y todo para ir tras una humana obstinada.

Contuvo una maldición al tropezarse con una raíz. Cerró sus manos con fuerza. Había caminado durante semanas por Aokigahara sin tener mayor inconveniente que el lidiar con Pip cuando lo seguía, y ahora ya no podía estar seguro de ningún paso. Casi deseó que Kira estuviera a su lado, para reír antes de forzarlo a sostenerse de su brazo y guiarlo. Había un motivo por el que durante su vida en Ashdown había evitado deambular fuera de la capital, y no deseaba que se le recordaran sus limitaciones.

Escuchó a Anton detenerse unos pasos más atrás. Se apresuró en seguir avanzando antes que el crío siquiera se atreviera a decirle algo. Cuando este le había preguntando antes de entrar al bosque si estaba seguro que era una buena idea, la insinuación clara en su voz, Nix solo se había limitado a romper una rama de un árbol que usar como bastón para guiarse, y asegurarse que esta fuera lo suficientemente resistente al golpear primero al príncipe con esta.

Debería haberlo hecho antes.

Pero aun con su improvisada guía, el terreno seguía siendo demasiado irregular y en subida. ¿En qué había estado pensando Key al meterse en un sitio así? En que el bosque era lo suficientemente grande como para que ni un ejército pudiera encontrarla si decidía esconderse allí. Se habría caído, día tras día al aprender a conocer el terreno lo suficiente como para sobrevivir en este. Aun en Japón, ella había tenido dificultad para moverse dentro.

—¿Alguna idea de cómo lidiaremos con una agente potencialmente psicótica? —preguntó Dune—. Porque he visto de lo que es capaz esa chica, y no pienso estar cerca cuando se ponga en modo masacre de Texas.

—Eso no va a suceder —dijo Anton.

—Escuchaste al brujo —respondió Dune—. Y ambos vimos su lista de crímenes.

—Key jamás haría nada de eso.

—La magia enloquece a los humanos, no hay vergüenza en ello —continuó Dune—. No la toleran, del mismo modo que una Coca Cola podría matarnos. Ahora, he visto a esa chica quemar vivo a un brujo y ni siquiera pestañear. Es sádica. Debe ser mucho peor aquí.

—No es cierto.

—No hay nada malo en reconocer de lo que somos capaces.

—Van a lograr ahuyentar a todo ser vivo de este bosque si siguen discutiendo —se quejó Nix.

—Pero... —Anton se detuvo.

—Déjale, es un caso perdido —respondió.

—Tú no crees que ella lo haya hecho. ¿Verdad? —la voz de Anton tembló, él guardó silencio—. ¿Por qué no respondes, Nix?

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora