El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)

Capítulo 40

Feliz sábado, zorritos!

Casi no he escrito esta semana, lo cual es una tortura para mí y mi autoexigencia. Tengo tanto pánico de no lograr crear un final a la altura de esta historia, con todo lo que ha representado para mí. Estos últimos años han sido una montaña rusa de emociones y noticias, y creo no hubiera sobrevivido sin la compañía de Key. Es increíble cuánto mis personas me influencian y ayudan, y esta chica me ha acompañado en momentos demasiado duros de mi vida, recordándome de mantener la calma y la paz, el optimismo y la amabilidad, y de sonreír. Porque si el mundo se está cayendo a pedazos, a veces tienes que ser la persona que sonríe para tranquilizar a los demás.

Espero hacerle justicia. La amo demasiado.

¿Y tú? ¿Key te ha ayudado en algo?

Como siempre,  no se olviden de votar y comentar al final del cap!

Xoxo,

Sofi

***

Empezó con un chasquido.

Anton fue el primero en escucharlo, tal vez porque no deseaba formar parte de esa reunión. Había aceptado en un impulso de idiotez, e inspirado por las palabras de Key, pero Ziva y Dune estaban hablando de la mejor forma de tomar el poder junto con otros brujos que sabían más del tema y él solo quería desaparecer.

No era un líder, y no quería tener nada que ver con otra revolución. Tan solo deseaba regresar a casa con Key y Nix, y volver a ver a su hermana. ¿Era demasiado pedir? Pero los demás siempre hablaban de peleas y poder y dominación... ¿Y acaso no entendían que esas cosas no llevaban a nada bueno? Ashdown era lo que era, porque sus habitantes así lo habían envenenado.

No estaba prestando atención a la conversación, sino que soñando con huir, cuando escuchó los chasquidos. Sintió el frío soplo de la muerte en su nuca, y su corazón se detuvo al reconocerlo. Porque aquella noche también se había sentido igual. Todo había estado tranquilo, como era habitual, y luego todo había sido gritos y sangre.

Se puso de pie incluso antes que Iron abriera las puertas de la sala. Sangre manchaba su ropa y su rostro, su respiración estaba agitada, y había una herida nueva en su cabeza. Sintió el miedo paralizarlo, y el pánico extenderse como hielo por sus venas. No. No de nuevo. Su corazón no soportaría otra vez similar.

—Emboscada —dijo Iron entre jadeos—. Tienen que irse.

No.

Key y Nix...

Ziva se puso de pie de inmediato.

—Protejan a su alteza —ordenó.

Key y Nix.

Hubo una explosión, y Anton se escondió debajo de la mesa por puro instinto. Cerró los ojos y cubrió sus oídos, sintiendo el retumbar a su alrededor. Algo se estaba prendiendo fuego. La magia en sus venas tiraba, atraída por lo que estuviera sucediendo a su alrededor. Cogió la navaja de su bolsillo y la observó. Necesitaba encontrar la paz en su corazón, tal como había dicho Key. El mundo a su alrededor de nuevo se estaba moviendo a un ritmo distinto, los sonidos se oían apagados, y él no deseaba formar parte de este.

Dune se arrastró hasta estar frente a él. Anton le miró sin estar seguro de lo que estaba sucediendo. Dune articuló las palabras túnel de sangre, y Anton negó enseguida. No podían irse sin Key y Nix. Escuchó forcejeos, gemidos, disparos. Ziva golpeó con fuerza la mesa, ordenándoles que salieran una vez que todo fue silencio.

Anton se arrastró fuera. Intentó no prestarle atención a los diferentes cuerpos y charcos de sangre, una parte de él sintió alivio al ver que Iron seguía de pie. Era peor cuando podía ponerles nombres a los muertos. Fei apareció junto a Shila, su rostro surcado por lágrimas, disculpándose porque su pliegue hubiera sido descubierto. Alguien mencionó algo de un traidor vendiéndolos al enemigo. Había brujos en la sala que antes no habían estado allí, pero todos fueron rápidos en organizarse y llegar a un plan.