Capítulo 47

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Feliz sábado, zorritos!

Espero sus años hayan comenzado bien. En mi caso, estoy dando mi máximo por cumplir mis objetivos y siento que estoy haciendo algo, espero tan solo esto sobreviva a Enero... No puedo creer que esté subiendo los últimos caps de esta historia luego de haber temido jamás terminarla, y haber tenido crisis por el tiempo que me estaba tomando. Usualmente escribo una historia por año, pero ELDM me ha tomado año y medio creo, y admito hubo un momento en que creí jamás lograrlo. Siento que he puesto demasiado de mí, y me ha desgastado demasiado anímicamente. No sé si todo el esfuerzo esté teniendo resultados o no, si lo sientan tan a pecho al leerlo como yo al escribirlo... Pero estoy conforme.

Como siempre, no se olviden de votar y comentar al final del cap!

¿Has sobrevivido al cap anterior?

Xoxo,

Sofi

***

No podía resistir mucho más. Anton gimió, luchando contra la presión de la magia sobre su cuerpo y el de todos los demás. Estaba tomando todo de sí controlarlo. Nix seguía en el centro, demasiado alterado como para darse cuenta de lo que estaba haciendo, como para importarle. Y Anton no sabía cuánto más podría resistir, porque la magia del otro parecía no tener límites.

Había tenido suerte en reaccionar antes que Nix los matara a todos. Había sentido su poder antes que lo utilizara, y actuado en respuesta. Su propia magia se sentía al límite, doliendo a cada instante, porque el otro brujo resultaba demasiado poderoso de enfrentar.

Debió haberlo supuesto. No quedaba rastro de Kira. Anton no podía ni imaginar cuánto poder daría un sacrificio similar. Y, por primera vez, era una muerte de la cual no sentía ningún remordimiento. Excepto por lo que había sucedido luego, y el hecho que apenas pudiera respirar.

La gravedad estaba aplastando su cuerpo contra el suelo, y defenderse a sí mismo no era ni de cerca tan duro como intentar proteger a todos los demás presentes en la sala, fueran enemigos o aliados. Ya no estaba seguro de dónde se dibujaba la línea, ni si importaba.

¿Cómo todo podía haberse ido al diablo tan pronto?

Key había tenido una oportunidad, y entonces había estado condenada. Anton la había visto ser derribada por Derek, y ahorcada hasta que la mano de ella había caído sin vida alguna al suelo. Y no había podido hacer nada. Demasiado caos, demasiadas cosas sucediendo al mismo tiempo, demasiados riesgos. Y para cuando había notado lo que le había estado sucediendo a ella, ya había sido demasiado tarde.

Incluso la magia tenía sus límites, y no podía doblegar a la muerte.

Había cometido un error, había confiado. Había creído que Keira Sakura Feza sería siempre invencible cuando resultaba tan mortal como cualquier otro humano. Se había quedado junto a Dune, cubriendo una hemorragia que jamás se había detenido. Alargando una agonía que terminaría con todos si Nix no lograba calmarse antes.

No podía moverse. Jamás lograría arrastrarse hasta el brujo. ¿Entonces qué hacer? Su mano estaba estirada delante, luchando por mantenerla fuera del suelo, peleando contra una fuerza invisible que ansiaba arrancarle gritos de dolor, todo su cuerpo desgarrándose ante el esfuerzo.

Debería matarlo. Muy en el fondo, lo sabía. Sería el único modo de ponerle fin y salvar al resto. Era un brujo demasiado poderoso, y demasiado peligroso también. No resistiría mucho más. Nix lo vencería sin siquiera intentarlo, y Anton fracasaría al dejar morir a todos. ¿Y entonces qué?

No ansiaba hacerle daño. Que la magia lo juzgara, pero sin importar cuánto lo hubiera odiado o insultado al principio, no le deseaba ningún mal a Nix más de lo que se lo deseaba a cualquier otro. Después de todo, el brujo nunca le había hecho nada realmente. Palabras y provocaciones, insultos y malos tratos, pero ese parecía su trato habitual con todos, un reflejo luego de haber pasado toda su vida en Ashdown y todo lo que ese mundo le había quitado.

El ladrón de mundos (trilogía ladrones #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora